Redacción Andalucía.- Marruecos ha pasado de ser al amable vecino del sur, a ser un contrapeso estratégico en la, hasta ahora, zona de influencia española conocida como eje Baleares – Estrecho – Canarias. España no es que se lo tomara muy en serio, ya que, en realidad, las bases de Rota y Morón, donde los USA mantienen un importante dispositivo militar con el que suple a España en dicha responsabilidad estratégica, sino que, además, los británicos mantienen su base de Gibraltar. Esta renuncia de España a controlar sus intereses estratégicos, refugiados en la pertenencia a la OTAN, le ha servido hasta ahora para no subir el gasto en defensa más allá de lo mínimo necesario, hasta ahora claro, ya que Trump ya ha dado un toque de atención es este tema.
Las cosas han cambiado. Los Estado Unidos, a partir del error Zapatero -recodar la falta de respeto al no levantarse al paso de la bandera y las tropas americanas en la Castellana- dejaron de fiarse de España como aliado fiel y estable, los Estados Unidos comenzaron a mirar a su otro socio de la zona, o lo que es lo mismo, el Marruecos de Mohammed VI.
Las Reales Fuerzas Marroquíes han pasado, en apenas una década, de ser una fuerza residual, sin capacidad alguna y mal entrenada, a comenzar a ser una fuerza considerable que, aunque aún está lejos de la capacidad del Ejército español, al ritmo de crecimiento que lleva, pronto será un serio competidor militar en la zona estratégica del eje.
La Marina real de Marruecos, se ha dotado de modernísimas fragatas multipropósito FREMM de origen francés, corbetas clase Sigma con capacidad oceánica de origen holandés, además del interés mostrado por entrar en el selecto club de las marinas con submarinos, en este caso se habla de la consolidada clase Kilo de origen ruso, pero sin descartar otras opciones europeas. En cuanto a la Aviación, han pasado de tener apenas un puñado de aviones viejos y sin valor militar alguno, a dotarse de la última generación de aviones F-16 recién puestos en servicio. Todo ello sin olvidar la potenciación de su parque de carros de combate de última generación, como son los americanos M1 ABRAMS. Para completar el paquete, se acaba de conocer el interés por la compra de helicópteros de combate APACHE, los más modernos y eficaces para atacar las tropas y carros de combate.
Este cambio en la capacidad militar de Marruecos, destapa muchas deficiencias en las responsabilidades españolas en su zona de influencia. Es cierto que las Fuerzas armadas españolas están aún muy por encima de las de Marruecos. Es cierto que Marruecos no es, por el momento en manos de Mohammed VI, un peligro para España, ni para la OTAN, ni para nadie más allá de serlo, como lo es de forma constante, para el pueblo saharaui, o las aspiraciones de libertad del Rif, pero la zona, rodeada y acosada por el integrismo islámico más violento y radical, puede cambiar de la noche a la mañana y, por tanto, encontrarnos, justo a 14 km de las costas andaluza, de un verdadero problema de terrorismo armado de inimaginable magnitud.
No hace falta llevar el escenario al estadio de lo impensable, sino al real, al del día a día. Marruecos comparte con España toda la zona de influencia reseñada. Algo que vivimos todos los días en los problemas como la pesca en al banco sahariano, la agricultura, y ahora el conflicto por los pozos de petróleo en la zona de las islas canarias. Una zona en la que Marruecos coge peso al mismo ritmo que lo pierde España.
El poder militar, la capacidad militar de un Estado, es vital para los intereses del mismo. Esto, que es obvio, en España los distintos gobiernos, nunca lo han sabido entender. No entender el por qué el Reino Unido o Francia, dejaron atrás a España hace siglos en peso estratégico, político y económico. España nunca defendió los intereses de España. Pero no es el momento este de entrar en un tema que merece varias tesis doctorales para explicarlo. La realidad es que, otra vez más, España pierde influencia a manos de otro por su histórica incapacidad estratégica.
Marruecos comienza a brillar en una zona en la que España nunca brilló por sí sola al depositarla en manos de otros, pero sin embargo, y a la vista del crecimiento militar estratégico marroquí, pudiera parecer que Mohammed VI sí está dispuesto a tomar ese protagonismo con el beneplácito de unos Estados Unidos, que no se fían del todo de la España de Zapatero y sus herederos, y la inestimable ayuda de Arabia Saudí, quien ayuda, y muy mucho, a la compra y mantenimiento del material militar de Marruecos.