Desde diversos lugares de la península llegaron a Compostela representantes de colectivos de activistas contra la mega-minería para participar en el IV Encuentro de ContraMINacción que tuvo lugar los pasados días 16 y 17 de febrero; y a cada exposición se fue haciendo más patente que todo comienza con el mismo modus operandi y que están presentes los mismos intereses ocultos y las mismas amenazas medioambientales.
Descomunales proyectos de mega-minería que afectan a comunidades de vecinos, lugares cercanos a escuelas de educación infantil, zonas de pastoreo, producciones agrícolas, áreas de pesca y marisqueo, Parques de la Red Natura e incluso al Camino de Santiago, son peligros reales que ponen en riesgo grandes áreas del territorio peninsular. No deja de ser irónico que en toda esa campaña contra el calentamiento global y las apuestas institucionales por las energías sustentables, exista a la vez una insistente y multimillonaria promoción de empresas que atentan contra los recursos naturales y las economías locales que son el sustento de muchas comunidades.
En todas sus exposiciones los activistas se quejan no ya de falta de transparencia sino de opacidad por parte de las Administraciones. Cuando desde los Gobiernos se habla tanto de ética y control administrativo, transparencia y anti-corrupción y cuando supuestamente todos quieren ser ejemplo de pulcritud, la realidad es que el ciudadano sigue siendo víctima de un sistema enquistado en burocracia y malos hábitos. De hecho, muchos de los colectivos han tenido que hacer cursos acelerados de lenguaje y derecho administrativo para poder enfrentar las trabas que a cada paso se encuentran, especialmente cuando más hurgan en los pormenores de lo oficialmente planificado (y de lo que no lo está, ya que hay que saber leer entre líneas).
Muy pocos medios de comunicación se hicieron eco de este “IV Encuentro de ContraMINAcción”. Las luchas que se llevaron a cabo en tierras de Bergantiños y Corcoesto hace unos años y la que actualmente mantiene la Plataforma vecinal “Mina Touro-O Pino NON” resultan muy incómodas para la Xunta de Galicia y para los intereses económicos de los especuladores que actúan sigilosamente, amparados en el cáncer de la corrupción administrativa y política.
Lo más habitual es que las noticias sobre los múltiples eventos que realizan estas organizaciones apenas se dejen ver en los periódicos locales, muchos de los cuales sobreviven a golpe de subvención pública y que actúan como plataforma propagandística para el Gobierno de turno. El silencio y la desinformación son, por tanto, otro problema añadido.
En Galicia estamos acostumbrados al bloqueo informativo, especialmente cuando se trata de temas que suponen críticas a la Administración de Núñez Feijoo. De hecho, el personal de la televisión pública gallega (CRTVG) lleva 40 semanas con sus “viernes negros” para llamar la atención sobre el incumplimiento de la Ley de Medios y las presiones y manipulación política que sufren a la hora de llevar a cabo su trabajo como profesionales mediáticos.
Pero insistir es vencer. La necesidad de luchar por la subsistencia y por el futuro no deja otra alternativa que continuar sacando a la luz la realidad de subyace en las penumbras del extractivismo galopante que nos invade. Los colectivos lo saben y saben que la unión hace la fuerza y que la información es poder.
Por ello es imperiosa la necesidad de seguir tejiendo redes informativas para acabar con la inconsciencia y el engaño colectivo.
Esta lucha contra la mega-minería es la lucha de David contra Goliat. Pero ya sabemos cómo terminó la historia.