Se dice que las acciones son cíclicas en según que cosas. El año pasado no le fue fácil exponer a un autor que tuvo que retirar de la feria, antes de que se inaugurase y se diese la bienvenida, desde el stand de Helga de Alvear en el pabellón 7, su obra.
Su ‘polémico’ trabajo era un homenaje a los presos políticos catalanes que ocupaba una pared. Duró nada y menos. La primera obra censurada. Eso sí, todos los titulares se los llevó el autor, el artista conceptual, Santiago Sierra.
Hoy repetía escenario y este mediodía la ‘consellera’ de Cultura de la Generalitat, Laura Borràs, ha visitado la feria de arte contemporáneo ARCO, donde diferentes obras toman el pulso a la monarquía borbónica española.
Preguntada sobre la polémica estatua del rey en la feria, Borràs ha mostrado convencida de que el arte siempre tiene líneas discursivas «de combate» y «contradicción» del presente, tomando el pulso de la actualidad.
Añadiendo con firmeza, «si el año pasado era una obra con imágenes de los presos pixeladas, ahora intentan pixelar la realidad con un escenario de violencia«, según la ‘consellera’.
En este sentido, cree el arte tiene un «componente de denuncia que procede por el juicio y la farsa» que considera que hace «especialmente elocuente» el “Ninot” (‘Muñeco’) del rey en la feria de arte moderno de Madrid.
La estatua, de 4.44 metros de alto, reproduce al monarca en posición firme y mirando al frente, con traje azul, corbata verde (el color fue elegido porque cada letra representa la primera de cada palabra de la frase ‘viva el rey de España’) y camisa blanca.
A poco que se conozca su obra, el sello de este muñeco es de Eugenio Merino, que estaba impreso en cada poro de la obra. Un ‘ninot’ gigante de Felipe VI, con un coste de 200 mil euros, para poder darse el placer de pegarle fuego una vez acabada la feria.
Efectivamente, los «trasgresores» autores son Merino y… el tal Sierra, artista habitual de Prometeo Gallery, de Milán, al que nunca imaginamos trabajando con el artista que metió a Franco en un congelador.