Juan Manuel Moreno, el presidente menos votado de la historia de la Junta de Andalucía, y sin embargo, encantado de haberse conocido, prometió la creación de 600.000 puestos de trabajo, pero ni por esa engañifa dejó de perder más de 300.000 votos andaluces, cosas de tener crédito.
De la reciente encuesta del CIS, que ha aumentado el rifirrafe a Tezanos, he evitado leer las mayúsculas prefiriendo deglutir las minúsculas, porque salvo para las casas de apuestas, buena idea para la financiación de las campañas, la previsión de los resultados electorales, como el propio director del Centro de Investigación Sociológica señala, pueden variar en un 30 por ciento.
La letra pequeña, nos dice, nada llamativo, que el principal problema que preocupa a los españoles es el paro, le siguen los políticos, la corrupción, sanidad, vivienda y después de algunos más, el problema catalán. Pero lo llamativo es que nos hayan contaminado los medios con el juicio del Procés, la legalización de los vientres de alquiler, de la hortera e insultante petición del listado de funcionarios andaluces dedicados a la violencia contra la mujer, de la legalización de las peleas de gallos, hasta del trote del caballo de Abascal. Una agenda canalla, para obviar los principales dramas que vivimos, pero es la que le gusta poner en el orden del día al tripartito de derechas.
Pero la suerte, Ciudadanos de escudero en la Junta, ha colocado un consejero de la materia económica, que por nuevo en la política ha soltado unas verdades de barquero, de esas que se pueden permitir los neófitos como el Sr. Velasco Pérez, que con desparpajo ha dicho que nos olvidemos de las promesas de campaña de crear los 600.000 nuevos puestos de trabajo, que esas cosas se prometen para engatusar a los votantes y punto.
Lo que más me ha llamado la atención, y me imagino al común de los andaluces, es la recomendación que ha hecho a los desempleados de larga duración, para que cojan el petate, y se vayan desde las zonas andaluzas de paro más endémico, a la Costa del Sol, Huelva y Almería, es decir, cambiar, el mapa folclórico, de las alegrías de Cádiz a los fandangos de Huelva cogiendo fresones; de la soleá apolá, a los cantes de Málaga a servir copas, y de las seguirillas a los tarantos de Almería bajo plástico, pero siempre con la tristeza por dentro de las peteneras, que ya no nos quedará miseria para levantarnos por bulerías.
Salvo de la mala cara de los contables, de los que llevan la economía, nunca me he fiado, y menos de los que ofrecen rebajas fiscales, que se debieran llamar “rebajas frescales”, para atraer empresas y crear empleo. De momento al Sr. Velasco le han puesto en la mesa el Financial Times, para que cuente el “time” para su próxima ocurrencia, y con suerte se ganará una chirigota en el próximo carnaval.
Curro Flores
@curroflores1952