Portugal se ha convertido en un ‘paraíso fiscal’ para atraer a fortunas saneadas o con un cierto poder adquisitivo, o simplemente jubilados de otros países entre los cuales se encuentra España por su cercanía y su idiosincrasia a la ahora de evadir impuestos.
España ‘maestra en esas artes’, se dejan seducir por las ventajas fiscales portuguesas en vigor y, sobre todo, por la flexibilidad del programa NHR, es decir, residentes no habituales (de acuerdo con sus siglas en inglés).
Los españoles se están sumando a esta tendencia, especialmente en los últimos meses, debido a razones de peso como el hecho de que ni siquiera sea necesario vivir al otro lado de la frontera: basta con adquirir una propiedad o alquilarla. Y se puede mantener la residencia fiscal sin tener que garantizar previamente al menos seis meses de estancia.
En esos casos, la exención de impuestos o el pago muy reducido están asegurados durante un periodo de 10 años, por lo que las peticiones para acogerse a este plan se han incrementado un 45% en los cuatro últimos años. Lo que está dando paso a una cada vez mayor fuga de capital español a Portugal.
A sus 68 años, Carmen Martínez-Bordiú, nieta del dictador Franco, es uno de los rostros más conocidos que ha dado el salto para aprovecharse de este régimen desde su nueva residencia en Cascais, a 30 kilómetros de Lisboa y erigida en la localidad portuguesa con mayor renta per cápita.
Asimismo, el escritor Lorenzo de Médici (último de la histórica dinastía) ha cambiado Barcelona por Azeitao, un enclave a 35 kilómetros de Lisboa donde este italiano, que siempre se ha considerado «muy español», ha encontrado mayores beneficios fiscales.