El Congreso Mundial de Turismo, organizado por la WTTC (por sus siglas en inglés), ha terminado en Sevilla con el natural triunfalismo de las autoridades que suele ocurrir tras un evento de estas características, mientras una parte de la ciudad ha visto la venida de Barack Obama como un nuevo «Bienvenido Mister Marshall», por el recibimiento dispensado al ex-presidente de Estados Unidos. Obama, que se despachó con un «es una ciudad espectacular«, no ha alcanzado la notoriedad que dio a Granada la recomendación de Bill Clinton, sobre la belleza de su atardecer. Cosas de la vida. Lo cierto es que el mandatario americano, que venía con su asesor, que fuera Embajador durante su mandato, quien «tenía muchas ganas de volver a Sevilla, ciudad que le encanta«, ha desembarcado en San Pablo como gestor, con promesas de fuertes inversiones y de nuevas líneas aéreas directas, una de ellas con Miami, para potenciar el turismo americano en Sevilla y en toda Andalucía. El Ayuntamiento de la ciudad, parece haber perdido el rumbo, el norte y los otros tres puntos cardinales: ha ofrecido «toda la oferta de suelo de Sevilla, para la construcción de hoteles de lujo y superlujo«. Debe haber sido un «lapsus», o un ofrecimiento figurado, porque no sólo condenaría a la ciudad a detener su posible crecimiento vegetativo, sino que es poco probable que tal cantidad de hoteles pueda mantener su ritmo desenvolvimiento normal, sin provocar serios problemas a la ciudad. Por otra parte, el turismo es un elemento dinamizador de la economía y el empleo, pero es estacionario. Y lo que necesita Andalucia son puestos de trabajo duraderos y de calidad, y una economía capaz de producir valor añadido e intercambios positivos.
Las sesiones han tenido lugar en el Palacio de Exposiciones y Congresos de FIBES, que cuenta con una sala de Congresos para más de tres mil personas y tres grandes salas de exposición, más otros espacios medianos y menores para ambas funciones. En esta ocasión, de forma acertada, se ha querido que el Congreso no se limitara al edificio de FIBES, y se ha ampliado a diversos lugares históricos y artísticos de la ciudad. Entre ellos Ayuntamiento, Casino de la Exposición, Iglesia del Hospital de la Santa Caridad, Fundación FOCUS, Fundación Cajasol, Casa de Pilatos y otros lugares de gran interés artístico, lo que ha permitido a los asistentes conocer mejor la ciudad y, con ello, hacerse una idea de los valores que pueden hallarse en Andalucía. Ha faltado la visita al Conjunto Arqueologico de Itálica, o al dolménico de Valencina-Castilleja. Pero en tres días tampoco había tiempo para más.
El Congreso celebrado en Sevilla ha sido el de mayor asistencia en los diecinueve años de historia del Consejo Mundial de Viajes y Turismo. Ello asegura -dicen- que de los tres mil millones de euros de inversión prometidos, la mayor parte recaiga en Andalucía. De momento, los más de dos mil asistentes, todos ellos personas de alto poder adquisitivo, se calcula que han dejado en la ciudad un gasto de uno cuatro millones de euros. Pero ni es ni puede ser ese el motivo principal para organizar un evento, sino poner la ciudad y la comunidad en primer plano mundial y obtener esas inversiones prometidas, siempre y cuando no dañen a la estructura orgánica de unas ciudades antiguas, que despiertan interés por ese motivo, por lo que resulta contradictorio y torpe deformarlas, porque entonces dejarían de tener atractivo en lugar de ganarlo. Es decir: el turismo cultural y de negocios, debe adaptarse al perfil de la ciudad, no al revés. Algo que los gestores y, en especial, los especuladores, parecen no entender.
Según Gustavo Santos, Secretario de Estado de Turismo del Gobierno argentino, la inversión está asegurada. Ellos acogieron la reunión el año pasado y la inversión -allí se anunció de dos mil millones- ya esta empezando a producirse, cadenas hoteleras de gran lujo, como Hilton, ya se están instalando. Igual que ocurre con los servicios y las conexiones, pues nueve aerolíneas han sumado vuelos a las ciudades y lugares más turísticos, como las cataratas de Iguzú.
Entre los negocios ya comenzados tras este encuentro en Sevilla, la multinacional «The Travel Leadors Group», que integra a siete mil agencias de viajes y tou operadores de lugo, parece dispuesta a incluir Andalucia entre sus marcas elegidas, para ofrecer a las principales empresas de viajes del mundo. En paralelo a estas gestiones, el Ayuntamiento quiere aprovechar el «Año Magallanes» para atraer turismo, y está negociando nuevas líneas directas desde Buenos Aires, Santiago de Chile y otras procedencias, a Málaga y Sevilla.
No lo tienen tan claro los quince colectivos que han salido a la calle, con el slogan «Sevilla no se vende», en protesta por la turistificación de la ciudad, por el perjuicio que un turismo masivo podría ocasionar y por el cambio de una ciudad normal a un «escenario sólo para turistas», con la espectacular subida de precios que ya se está experimentando en la vivienda. Claro, que eso podría evitarse impidiendo la proliferación indefinida de los llamados «apartamentos turísticos», los cuales levantan la paranoia especulativa.