La detención de Julian Assange todavía está caliente y resulta imposible no preguntarse ¿por qué? ¿Por qué nos abandonan?
No cabe duda que se podría haber evitado, que ha habido tiempo de sobra –Assange lleva desde 2012 en la embajada ecuatoriana en Londres. ¿Cómo puede ser que Europa no haya aprobado ya una directiva de protección a los denunciantes y alertadores de corrupción? ¿Cómo puede ser posible que la directiva, cuyo documento base fue aprobado en 2018 y acordado el mes pasado su ratificación, no haya sido todavía aprobada? ¿Cómo puede ser que, aunque se concrete, sea una directiva tan insuficiente?
Resulta hiriente ver las imágenes de Assange detenido como un delincuente, cuando los delincuentes son precisamente los que él, a riesgo de su propia vida, desveló. Un espectáculo desolador para Europa, la ONU, la Democracia y los Derechos Humanos. Un día muy triste.
Como tristes son todos los días en una España en la que la mayoría de los partidos políticos abandonan a los denunciantes de corrupción, muchos de ellos después de hacerse la foto con nosotros. Es la España del PSOE, un país que maltrata, abandona e ignora a los denunciantes de corrupción. A los que lo hemos dado todo por mejorar la sociedad.
Un país en el que Margarita Robles prometía ayudarnos en la oposición y en el ministerio de Defensa impide mi readmisión. Porque en España hace tiempo que todo es muy triste. Hoy es un día triste, una España muy triste.
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de Un paso al frente (2014), Código rojo (2015) y El libro negro del Ejército español (2017).