Me siento absolutamente indignado por la censura sufrida en el programa de hoy (12 de abril de 2018) de ‘Todo es mentira’ de Risto Mejide y Marta Flich, sobre todo porque me han dejado con la palabra en la boca en pleno directo y ni siquiera se han despedido de mí. Algo que también le ha pasado a mi compañero, el militar demócrata Marco Antonio Santos Soto y que, por otra parte, resulta contrario a la deontología periodística y la más básica educación.
A lo largo de los casi cinco años en los que llevo denunciando que las Fuerzas Armadas españolas son un ejército estandarizado a niveles OTAN, pero esencialmente franquista (abusos, acosos, privilegios anacrónicos y exaltación franquista y religiosa) he sufrido múltiples y variadas censuras y boicots en España. Un país en el que los medios de comunicación ya sabemos que forman parte de un ‘cártel’ que se dedica a rendir pleitesía al poder y a engañar de forma directa e indirecta a los ciudadanos.
Por ello, desde Antonio García Ferreras, uno de los primeros que me censuró en su programa ‘Al Rojo Vivo’ —lo que ahora se entiende perfectamente—, hasta Mamen Mendizábal en ‘Más Vale Tarde’ pasando por Ana Rosa Quintana, Susanna Griso, El País, La Ser, Europa Press… me han silenciado, censurado y/o boicoteado. A veces en múltiples ocasiones. Incluso en un programa de La Sexta que hizo bandera de mi caso ocurrió que un día pasó algo y mi historia y mis denuncias desaparecieron. Se supone que cosa de Ferreras y Casals. En fin, lo habitual en la España de los derechos y las libertades que denuncian el adoctrinamiento en Catalunya.
Pero, honestamente, lo que jamás en mi vida me había sucedido es que me cortaran en pleno directo y me dejaran con la palabra en la boca. Ese mérito le corresponde a Marta Flich (en el programa, ‘Todo es mentira’, que también presenta Risto Mejide). Un espacio que se suponía que iba a desvelar la verdad, pero no ha sido capaz de resistirla en directo, situación que se agrava porque hace escasos días la misma historia que hemos contado hoy, o íbamos a contar el cabo Marco Antonio Santos Soto yo hasta que nos han interrumpido y nos han dejado con la palabra en la boca, la contamos en TV3. Concretamente, en el programa de FAQs. La entrevista no fue ni mucho menos una ‘alfombra’, pues los colaboradores invitados fueron plurales y pusieron sus reticencias. Ello permitió que se hablase, se debatiera, se confortaran posturas y el espectador obtuviera sus conclusiones. Es decir, lo normal en una democracia.
La intervención, como se puede comprobar, duró unos treinta minutos y no es que no fuera interesante lo que se trató, pues hay cortes que han tenido más de 200.000 visualizaciones en redes sociales. Algo que también se puede comprobar. Y es que de las fuerzas armadas se habla tan poco (y del franquismo o fascismo dentro de ellas, menos) que la ciudadanía quiere saber.
Ver vídeo aquí > https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/preguntes-frequents/caporal-santos-la-gent-que-pensa-com-jo-estem-perseguits-a-lexercit/video/5840586/
Sin embargo, lo que en FAQs y TV3, ya saben ese programa y canal de adoctrinamiento de catalanes, funcionó a la perfección y marchó por la senda de la normalidad, una vez que comenzó mi intervención en ‘Todo es mentira’ aseverando lo que ya había denunciado en FAQs, todo se torció. Hasta el gesto de la presentadora.
Ver aquí
Lo que desvelé en directo es que Margarita Robles está persiguiendo y expedientando al cabo Marco Antonio Santos Soto, militar firmante del manifiesto demócrata a favor de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. Manifiesto que se formaliza, y comprende, por la existencia de un manifiesto contra la decisión del Gobierno de exhumar el cadáver de Franco que fue firmado inicialmente por unos doscientos altos mandos y después más de mil. Mil franquistas, nada más y nada menos. Por tanto, el cabo Marco Antonio Santos Soto firmó contra todos ellos, contra su intromisión en la decisión del PSOE, contra su ataque a la democracia. Algo que, obviamente, convierte en surrealista que haya sido al cabo Marco Antonio Santos Soto al que le hayan abierto tres expedientes por faltas graves y uno por falta muy grave (que puede terminar en expulsión), pues es él quien se ha jugado el pellejo por la democracia, la libertad, los Derechos Humanos, el Gobierno y el Partido Socialista. Una aberración y una contradicción de difícil explicación.
Habrá —y en esta parte me cortó Marta Flich— personas que aleguen que no es Margarita Robles la que toma esas decisiones, sino su cúpula militar. Pero si esto es así, la situación sería todavía más grave, porque no nos encontraríamos ante una ministra cínica e hipócrita, sino ante una ministra que no controla a la cúpula militar. Una cúpula militar que actúa en contra de los designios de su propia ministra. Una cúpula militar autónoma que no está sometida al poder civil. Y, por tanto, una cúpula militar, y un Ejército, contrario a la democracia. Y el conocimiento de esta cuestión es de vital importancia para la ciudadanía.
Si el lector se fija, una vez que comencé a explicarme, antes de ser cortado y fulminado en directo, la cara de estupefacción de la presentadora, Marta Flich, durante mi intervención es palpable. Un rostro que solo puede denotar ignorancia al respecto del tema que se trataba o, algo peor, connivencia con un partido político, el PSOE, que afirma haber terminado con las cloacas policiales y que, quizás, lo que esté haciendo sea organizar las suyas. Ya sabemos que Antonio García Ferreras, Ana Rosa Quintana o Susanna Griso están sometidos al poder y han permitido y/o participado de la conspiración para destrozar a un partido político (además de condicionar la opinión de los ciudadanos españoles), ahora parece que el PSOE también se está fabricando su propia cloaca. Al menos, mediática. Y funciona, porque hoy ha sido imposible informar a los espectadores de Cuatro sobre lo que pasa en el ministerio de Defensa que dirige la socialista Margarita Robles.
Pero no lo duden, Catalunya es un pueblo adoctrinado y España es un país libre, humanista, plural y formado… ¿no?
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015) y ‘El libro negro del Ejército español’ (2017).