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Tal como indica LaRepública.cat, las reuniones previas a la investidura de Carles Puigdemont formaron parte de un plan oculto para llevar a Cataluña a la rebelión, así al menos es como lo interpreta la Guardia Civil.
La mano derecha de Daniel Baena, teniente coronel del cuerpo policial, declaró al Supremo como Jordi Cuixart y Jordi Sánchez participaron en enero del año 2016 en «el último intento«.
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Una reunión donde representantes de Convergencia, ERC, ANC y Òmnium intentaron desatascar la investidura de Artur Mas, ante la negativa de la CUP.
En este sentido, el agente también sitúa a Carme Forcadell en muchas reuniones «por ser un elemento clave para tramitar las leyes de desconexión».