Por primera vez en unas elecciones los militares temporales forman parte de la agenda política. Novedad y sorpresa. Primero fue el anuncio de una ley de carrera militar única, lo que traducido en lenguaje no castrense significa que el partido de Albert Rivera plantea solucionar uno de los grandes problemas, e injusticias, de las fuerzas armadas: la discriminación de los militares de tropa, el trato de recluta a los que deberían ser profesionales. De momento, solo en el papel.
En el primer debate electoral Pablo Iglesias llegó todavía más lejos al incluir una referencia a este colectivo en su debate. Jamás había sucedido algo así. Ello situó a este maltratado colectivo en el centro del debate político, aunque sea con un peso menor, y convierte el compromiso de Unidas Podemos con los militares temporales en algo más que unas líneas en un programa electoral. Algo que, desgraciadamente, rara vez suele cumplirse (¡¿luego los políticos se quejan de que los ciudadanos no leen los programas?!).
Del PP ya sabemos su propuesta para la tropa: lealtad y amor a la bandera en la puñetera calle después de más de veinte años en las fuerzas armadas. Patada en el culo a las listas del INEM. El militar de tropa temporal que les vote es un sujeto merecedor de estudio clínico, no cabe duda. El PSOE tiene exactamente la misma idea para la tropa temporal que el PP, solo que con la burla que supuso prometerles en febrero de 2018 detener su expulsión cuando estaban en la oposición para después en el segundo semestre de 2018 hacerse los suecos. Nada nuevo si tenemos en cuenta lo que hizo Margarita Robles, causalmente ministra de Defensa, con los denunciantes de corrupción. De apoyar a no responder el teléfono hay la misma distancia que la existente entre la oposición y el gobierno. Quizás por eso, por ese comportamiento trapacero y traicionero con la tropa, Zaida Cantera o Teresa Franco han terminado en el PSOE. Un doble ejemplo de compañerismo.
Pero, ¿salvarán Ciudadanos y/o Unidas Podemos al militar temporal? Porque una cosa es prometer y otra muy distinta cumplir. Ambos partidos en los últimos tres años han formado gobierno, Ciudadanos con el PP y Unidas Podemos con el PSOE, y en ningún caso han considerado una línea roja solucionar el problema de los militares de tropa. Eso es innegable. Tampoco, quede dicho, han solucionado el problema de los denunciantes de corrupción, colectivo que parece traérsela al fresco a casi todo el mundo.
Sin embargo, esta vez creo que sí, porque si el programa electoral de Ciudadanos puede terminar en el cubo de la basura, me cuesta mucho pensar que las palabras de Pablo Iglesias en un debate electoral terminen en el ingente vertedero de promesas incumplidas. Pienso que suponen demasiado compromiso para un colectivo tan numeroso, más de 70.000 componentes, que después querría ajustar cuentas.
Así pues, si eres militar temporal el orden de voto para solucionar tu problema debería ser, en mi opinión, Unidas Podemos en primer lugar y después Ciudadanos. Si gustas de los embustes, no lo dudes, el PSOE es el tuyo. Te acordarás toda la vida. Y si lo que te va es el sado, vota al PP, te va a mandar al desempleo con el kit patriótico completo: bandera, pulsera, polo y carné.
Pd.: Y si votas, siendo militar temporal, al partido de ultraderecha que ha fichado a los generales que han abusado de ti durante años o décadas entonces eres nivel SADO PRO combinado con síndrome de abstinencia y de Estocolmo.
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015) y ‘El libro negro del Ejército español’ (2017).
