El rapero Pablo Hasél ha sido detenido por la Guardia Civil en un control de tráfico en la provincia de Castellón tras comprobarse que pesaba sobre él una orden de búsqueda y captura por no haberse presentado a un juicio, según ha reconocido ante los agentes.
Fuentes de la Delegación del Gobierno han explicado a EFE que la detención del rapero catalán, condenado por enaltecimiento del terrorismo, se produjo ayer por la tarde en Benicarló.
Diversos grupos anarquistas y antifascistas habían difundido en los últimos días un cartel en el que anunciaban el homenaje a Paco Cela, a quien reconocen como un referente y del que elogian sus textos escritos desde prisión. En el cartel se anunciaba un concierto en Castellón para este domingo.
Al parecer, Hasél ha reconocido ante los agentes que no se presentó a un juicio donde estaba citado y ahora la Guardia Civil está intentando encontrar al juez para comprobar si esa orden de busca y captura sigue en vigor.
El pasado mes de septiembre, la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional rebajó a 9 meses y un día la condena de dos años y un día de cárcel al rapero por alabar en Twitter a ETA y a los GRAPO, al no estar ya activas estas organizaciones, lo que le evitaba ir a prisión por esta causa al no superar los dos años, si bien tiene pendiente otra de dos años de cárcel por el mismo delito.
El rapero Pablo Hasél ha sido detenido por la Guardia Civil este domingo en Vinaròs, Castellón, cuando acudía a un acto en homenaje a un preso del Grapo. En un mensaje en Twitter, la cuenta “Llibertat Pablo Hasél” ha confirmado que su arresto se ha producido en la carretera, cuando se dirigía al acto de recibimiento de Cela Seoane, y que ha sido trasladado a una comisaría del municipio castellonense.
El rapero fue condenado en marzo de 2018 por la Audiencia Nacional a dos años de prisión y un día por enaltecimiento del terrorismo al alabar en Twitter a ETA y a los GRAPO, y proferir injurias a la Corona e instituciones. La sentencia incluía el pago de una multa de 24.300 euros.
Al revisar la sentencia que le impuso la sección primera de lo Penal, con un voto particular discrepante de una magistrada que consideró que le amparaba la libertad de expresión, la Sala de Apelación advirtió de que los tuits analizados «no encajan dentro de la libertad de expresión», ya que rezuman «violencia» y una «banalización del terrorismo».