Somos como a una manada que huye en la única dirección posible que los cazadores le permiten y piensa que lo hace con libertad hasta que se precipita al barranco y descubre la trágica realidad –el PSOE–. Pero eso todavía no ha pasado, hoy es todo satisfacción porque aunque la misma cacería se haya repetido una y otra vez, la presa no tiene suficiente memoria para ser consciente de ello.
Seguro que hoy muchos ciudadanos respiran aliviados, sienten que lo han conseguido. Al grito mental de ‘No pasarán’ muchos progresistas españoles corrieron espantados a depositar una papeleta socialista en las urnas. Quizás no repararon en que los veinticuatro ultraderechistas del innombrable partido bien podrían haber formado parte del Partido Popular (piensen en Cayetana Álvarez de Toledo si tienen alguna duda).
No repararon que la extrema derecha siempre estuvo ahí y siempre tuvo la misma utilidad: conducirnos al barranco cuando nos dispersamos y se hace casi imposible cazarnos. No repararon en el espantoso parecido entre PP, Cs y los ‘fans’ de Felipe VI no solo entre ellos, sino en lo esencial con el PSOE. Porque los cuatro partidos defienden los mismos intereses, los cuatro sirven a los mismos amos. Los cuatro son monárquicos.
Y es que el PSOE es el fondo del precipicio, es el partido que impidió investigar las cloacas de Interior y las desvergüenzas de Juan Carlos I; es el partido que no derogó ni la ley mordaza ni la reforma laboral; el que siguió vendiendo armas a Arabia Saudí y el que rinde pleitesía a la monarquía las veces que haga falta; es el que nos metió en la OTAN, privatizó a diestro y siniestro para luego conseguir ‘puestazos’ en hidroeléctricas, nos aplicó un 135, calló ante un 155 e incluso permitió un gobierno de Rajoy… El PSOE es parte del Régimen, parte del problema, parte de la cacería.
Aunque para una presa que huye aterrorizada de las fieras ultraderechistas resulta muy complejo percatarse, es un juego conocido. Repetido. Una cacería en la que se han empleado a fondo tanto las élites, como el PSOE, los medios de comunicación, periodistas, personalidades y famosetes más o menos asalariados. Porque si no puedes comerte a las presas vivas, como el Establishment consiguió con Rajoy o Aznar, persíguelas y dirígelas hasta el precipicio para que caigan una tras otra. Por eso ahora comienzan las presiones para pactos con Ciudadanos o abstenciones patrióticas de populares y naranjas. Por eso el Banco Santander demanda.
Todo antes que permitir que la Izquierda entre en el gobierno, porque eso es la dispersión de las presas, la huída que hace imposible cazar cómodamente.
Por ello, espero que la Izquierda, los catalanes y los vascos vendan muy caro su apoyo electoral y permitan solo un gobierno de coalición de izquierdas con amplias concesiones sociales y democráticas. Es la única salida posible a las fieras que nos esperan al interior y el borde del precipicio en el que ahora nos encontramos. Eso y esperar a que en algún momento muchos perciban que si la relación 85-71 ya era insuficiente, el reparto 123-42 puede ser dramático.
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015) y ‘El libro negro del Ejército español’ (2017).