sábado, 23 de noviembre del 2024

Franco sigue en los cuarteles

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Luis Gonzalo Segura
Luis Gonzalo Segura
Exteniente del Ejército de Tierra (expulsado por denunciar presuntos casos de corrupción). Autor de Un paso al frente, Código rojo, El libro negro del ejército español y En la guarida de la bestia.
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Desde la muerte de Franco y la Restauración Borbónica ha habido dos motivos principales para no reformar el Ejército, uno a Izquierda y otro a Derecha. Por un lado, el miedo. El miedo a volver a ser terriblemente golpeado por una institución que llenó de cadáveres las cunetas y que se mostró salvaje y cruel, no ya durante la duración oficial de la sublevación militar contra la democracia (1936-1939), sino también en la fase de guerrillas que la sucedió (hasta mediados de los años cincuenta).

A la diestra la motivación no es menos tétrica, pero de sentido contrario: la utilidad. La posición ultraderechista de las Fuerzas Armadas es especialmente útil cuando no tienes la menor intención de converger hacia un régimen plenamente democrático, sino que lo que pretendes es sencillamente dotarlo de cierta apariencia democrática. Tienes a más de cien mil sujetos cabreados, porque ellos no querrían ni la apariencia democrática, y te sirven de constante amenaza a la ciudadanía. O la Restauración Borbónica, que se parece a la democracia lo que un huevo a una castaña, o el castañazo directamente.

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Que esto fuera así en la conocida como Transición Modélica, que realmente fue la más violenta de Europa occidental y la segunda más violenta de toda Europa, solo por detrás de Rumanía, tiene cierto sentido. Pero que esto continúe siendo así casi cincuenta años después roza lo temerario, especialmente para la Izquierda, catalanes y vascos. Incluso para el PSOE, la cara amable del Régimen.

Ocurre que vemos como las ministras y los ministros del PSOE son reiteradamente empequeñecidos por la cúpula militar. Desde Bono a los fallecidos Alonso o Chacón y más recientemente Robles, han sido ministros que no han realizado ni un avance significativo en cuanto a democratización de la cúpula militar, lo que ha provocado que las Fuerzas Armadas españolas se hayan quedado rezagadas de las europeas con evidentes anacronismos. 

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Los más importantes, la existencia de la Justicia militar, una justicia de militares para militares. De compañeros. De amigotes. Y la ausencia de sindicatos militares. Casi todos los ejércitos europeos cuentan con sindicatos y casi ninguno con Justicia militar. España es diferente.

Ello ha provocado que el cabo Marco Antonio Santos Soto esté sufriendo una brutal persecución dentro de las Fuerzas Armadas por haber firmado un manifiesto a favor de la decisión del Gobierno socialista de exhumar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos. Decisión que provocó que gran cantidad de altos mandos militares, inicialmente unos 200 altos mandos y posteriormente más de 1.000, firmara un manifiesto a favor de la figura del dictador y genocida y en contra de la decisión gubernamental. 

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De lo contrario, nadie en su sano juicio comprendería que el militar demócrata que se posiciona a favor de la decisión del gobierno democrático de exhumar el cadáver de Franco sea el sancionado y perseguido y los que firman el manifiesto a favor del dictador y contra la decisión del Gobierno hayan quedado impunes.

Esta situación, impensable en Alemania, por ejemplo, donde casi 300 militares fueron expulsados entre 2016 y 2017 por sus filias ultraderechistas, nos sitúa en una posición de extremo peligro. Mucho más de lo que la sociedad y los partidos políticos parecen comprender.

El Ejército, como estamos comprobando en estos días en Venezuela, es un elemento clave para derrocar o sostener gobiernos. Que progresistas, catalanes o vascos lo tengan siempre en contra debería ser más que suficiente para que fuera una prioridad reformarlo. No habrá un Gobierno realmente progresista, de Izquierdas, ni los catalanes o vascos podrán dormir tranquilos mientras nuestras Fuerzas Armadas, su cúpula especialmente, sea ultraderechista.

No lo hará el PSOE, que ha demostrado en reiteradas ocasiones connivencia con la cúpula militar –o pavor–, por lo que deberemos hacerlo nosotros. Por ello, espero que en lo sucesivo la regeneración de las Fuerzas Armadas sea un eje fundamental de la Izquierda, catalanes o vascos. Nuestras cunetas todavía siguen atestadas de cadáveres, no cometamos el mismo error otra vez.

Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015) y ‘El libro negro del Ejército español’ (2017).

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