Durante las primeras horas de la noche del 28-A, y conforme iban saliendo resultados del escrutinio, la intranquilidad y preocupación por una posible canonización de los de la coz y el franquismo, que permitiera secuestrar a un gobierno trifachito, pasó a ser igual de intranquila, aunque de otra forma, desde el momento en el que se fue consolidando que la suma de PSOE más Ciudadanos conformaba una mayoría absoluta ideal para el régimen y mortal para sus ciudadanos. Llegado el 55% del escrutinio lo di todo por perdido porque esa suma superaba en cuatro escaños la mayoría absoluta.
Desde ese mismo momento he tenido claro que el miedo a la extrema derecha, al franquismo más rancio, ha vuelto a jugar a favor del régimen que, como la banca de los casinos siempre gana.
Una vez concluido el recuento y en los días inmediatamente sucesivos a las elecciones, muchos de los vicarios de la iglesia del sesgo y manipulación informativa, se empeñaban en loar a Sánchez Castejón porque después de haber sido expulsado de la cumbre de su partido, ha sido capaz de renacer como ave Fénix de las cenizas de sus militantes.
Sin embargo yo soy de la opinión que todo estaba preparado. Tras la irrupción de Podemos en el parlamento en 2015, el PSOE estaba en una situación crítica. Todas las encuestas avalaron el llamado “sorpaso” y con él, una posible marginalidad de este partido que ha cumplido 140 años y que, desde el Congreso de Suresnes, se ha convertido en la formación política más importante de este régimen posfranquista. En su día se habló de una reunión en un barco en la que estaban el Rey demérito, Felipe González, el presidente del Santander y algún otro. Se trataba supuestamente de consensuar una estrategia que parara la caída en picado del PSOE y con él tapar el agujero en la línea de flotación del régimen del 78. Una de las patas de esa estrategia era usar la prensa para hundir al partido de Iglesias, otra, el uso de las cloacas del estado y una tercera, un golpe de efecto en el propio PSOE. Vistos los acontecimientos a posteriori (fake news, manipulaciones informativas sobre financiaciones de Podemos, cloacas, y la defenestración de Sánchez y su posterior vuelta en unas primarias en las que la gestora que lo expulsó de su puesto no ofreció ninguna resistencia a que usara los locales del partido y diera allí sus charlas de recuperación) parece que la teoría de la conspiración para el sostenimiento del PSOE es bastante creíble.
Como decía, el régimen siempre gana. Si hubieran obtenido en las elecciones mayoría absoluta los del trifachito, miel sobre hojuelas. Como no ha sido así, pero el PSOE es el encargado de formar gobierno, el régimen monárquico puede estar totalmente tranquilo.
En uno de los editoriales de este mismo periódico se le pedía a Pablo Iglesias que presionara para entrar en el Gobierno. Craso error, bajo mi punto de vista. Si eso sucede, será la firma del acta de defunción del partido y sobre todo adiós a toda esperanza de sanación del cáncer social producido por esta oligarquía corrupta. Cuarenta y dos diputados no son suficientes para presionar dentro del gobierno y formando parte de él, y cuando este tome medidas contrarias a los trabajadores, Podemos será el blanco de todas las flechas envenenadas. Tanto desde su militancia como desde la caverna mediática. Cuarenta y dos diputados no son suficientes para presionar al gobierno desde las cortes pero al menos, el retratado será el propio PSOE sin que le salpique a Podemos.
Por otra parte, para que Iglesias entrara en el Gobierno, sería necesaria la participación de ERC. Ojalá sucediera porque eso sería lo mismo que acabar de una vez por todas con toda la indecencia y la mierda que se ha vertido sobre Catalunya. Se negociaría un referéndum y de una bendita vez se sabría qué es lo que el pueblo catalán quiere. Pero no se equivoquen. Es imposible que el régimen acepte un referéndum. Sería introducir un caballo de Troya, pero con conocimiento. Porque lo siguiente sería votar sobre la forma de estado.
El PSOE, como partido del régimen, no quiere pactos con Podemos ni con ERC. La moción de censura fue una jugada realizada para ganar votos que además les salió inesperadamente bien y con la que han conseguido un rédito con el que jamás soñaron. Una vez conseguido el objetivo de ganar las elecciones, su política será la de siempre, a favor de bancos, empresarios, poderosos y del hijoputismo liberal. Han dado muestras más que suficientes, incluso después de las elecciones. Ante la petición de sus simpatizantes la noche del 28-A que gritaban “con Rivera, no” lo que dijeron es que ellos no le ponen cordón sanitario a nadie. La cagada realizada en Venezuela con Leopoldo López, prófugo de la justicia que está allí, alojado en casa del embajador a gastos pagados, en una figura diplomática inexistente e inexplicable (como si Tejero el 24-F se hubiera ido a la embajada de Chile y se hubiera quedado en casa del embajador), es otra miga de pan del camino de la traición. Hace unos pocos días, el Ministro de Fomento comentaba que “No hay motivos para que los españoles sigamos conduciendo por las autovías gratis”. Y Pedro Saura, portavoz económico del PSOE, decía “No cambiaremos la Reforma Laboral sin consenso con la Patronal” (Cómo si Abraham Lincoln hubiera esperado a tener consenso con los magnates del algodón en el sur para abolir la esclavitud).
La intención del PSOE de gobernar en solitario, lo que matemáticamente es imposible, solo es una mentira más. Gobernar en solitario significa pactar leyes con la derecha falangista de Rivera durante los próximos tres o tres años y medio. Y luego en los últimos seis meses hacerle guiños a Podemos y a ERC para volver a engañar a los de siempre y poder seguir viviendo de y para el régimen.
Como siempre digo, ojalá mi análisis sea totalmente erróneo y después del 26-M haya un gobierno en el que estén Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya. Significaría el fin del acoso a Catalunya, el fin de las políticas de pobreza del hijoputismo liberal y sobre todo, el principio del fin de la oligarquía, la corrupción y las cloacas del régimen del 78.
Salud, feminismo, república y más escuelas (públicas y laicas).