Efectivamente, tiene razón Borja Sémper cuando afirma que el Partido Popular “no es una secta”. Y es normal que lo acentúe con un ‘coño’. ‘¡Ya está bien!’ debió querer decir con ese ‘coño’ la cara amable de los populares. Un ‘coño’ para darle también un toque feminista al asunto que dista mucho de un ‘cojones’ que podría haber resultado machista y patriarcal.
Así son los simpáticos populares. Una muestra más del gracejo popular se puede percibir cuando afirma que “sí y no” es amigo de Santiago Abascal. ‘Sí’ no sabemos muy bien el motivo y ‘no’ porque sus ideas son exageradas y su partido es tóxico. Es tóxico porque les he pegado un bocado bestial de votos, puesto que si la suma de las derechas le hubiera dado suficiente para gobernar, a lo mejor lo de tóxico lo dejábamos para otra legislatura. Pero, en cualquier caso, para Borja, el líder de la extrema derecha es una “ursulina” al lado de Otegi (y no se cansan de repetir lo mismo una y otra vez).
Pero lo cierto es que el Partido Popular es una organización criminal que se ha lucrado con actividades ilícitas y que ha organizado campañas con policías y periodistas ‘patrióticos’ para destruir y/o desprestigiar partidos. Es una organización político-criminal que proviene del franquismo y que durante todo este tiempo ha protegido a los criminales franquistas, ha impedido la reparación de las víctimas y ha obstaculizado cualquier intento de investigación. Incluso ha llegado mucho más allá: ha condecorado y ascendido a torturadores y asesinos. Y lo ha hecho con total conciencia de ello.
El Partido Popular debe agradecer a la organización mediático-mafiosa y a la democracia fallida que ellos mismos han ayudado a organizar que todavía haya personas que piensen que pretenden el bien de España –como muchos también lo piensan de Ciudadanos y la ultraderecha–. Porque lo cierto es que los tres partidos de la derecha se oponen a la subida de los impuestos a los 90.000 más ricos de este país –los que ganan más de 130.000 euros anuales (“clase media”)– y lo hacen porque trabajan para ellos, para los 90.000 que más ganan, para las empresas que más ganan, para las élites que más poder ostentan. Es decir, para las élites franquistas y descendientes del franquismo que acumulan el capital y el poder.
No será una secta, pero el nivel de alienación tanto del PP como de sus mellizos –Ciudadanos y la ultraderecha– no tiene nada que envidiar a ninguna organización religioso-sectaria. Si los que ganan más de 130.000 euros anuales, como ya hemos comentado, son unos 90.000 ciudadanos y los que han votado a PP-Cs-Ultraderecha son 11.169.796 ciudadanos, el nivel de votantes engañados llega a la nada despreciable cifra de 11.079.796. Un gran logro de una organización criminal y los que aspiran a sustituirla.
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015) y ‘El libro negro del Ejército español’ (2017).