El día 4 de junio de 2019 figurará en los libros de historia. Un fiscal de la Sala Segunda del Supremo habló de golpe de estado para pedir muchos años de cárcel a los independentistas catalanes y, a continuación, otro de la misma Sala afirmó que la violencia del golpe de Tejero se sustanció en la zancadilla a Gutiérrez Mellado.
Al mismo tiempo, los jueces de la Sección IV de la Sala III del mismo Tribunal, por unanimidad, decidieron paralizar la exhumación del dictador y en su auto afirmaron que “Franco fue jefe del Estado desde el 1 de octubre de 1936 hasta su fallecimiento”. Para terminar, y en nombre del gobierno, Carmen Calvo expresó su confianza en la exhumación porque el auto de la Sala III “no entra en el fondo del asunto”.
Se confirma que la historia la escriben los vencedores, pero los hay que no disfrutan tanto abriéndoles las heridas a las víctimas del franquismo. No son, qué le vamos a hacer, los jueces de este Tribunal. O si, quizás hay quien podría. La ofensa es tal que los líderes demócratas que tienen que ver al rey para lo de la investidura deberían suspender sus visitas hasta que el Supremo retire de ese auto lo del “jefe de Estado”. Hace daño, divide, no respeta la historia y es innecesario para hacer cumplir la ley al Gobierno.
Mientras escribo, en TV3 citan a Juvenal, que nació el 1 de enero del año 50 después de Cristo. Dijo que “la ley perdona a los cuervos, pero maltrata a las palomas”. No hemos avanzado nada y han pasado casi dos mil años.