En una entrevista anoche a Ada Colau en ‘El Objetivo’, preguntada por el apoyo «sin condiciones» que le ha ofrecido el ex primer ministro francés de Ciudadanos, para evitar una alcaldía independentista, Colau acabó afirmando: «Todos los votos que vengan, bienvenidos sean para la investidura«.
Le importa un rábano lo que sus electores le dijeran y le digan ahora. Ella quiere estar en el ayuntamiento de Barcelona por segunda vez al precio que sea. Las ideologías políticas progresistas, eran todo un fake, lo importante es la poltrona municipal.
Hace cuatro años, cuando colgó la camiseta verde de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para dar el salto a la política, Ada Colau se propuso estar “dos mandatos” en el Ayuntamiento de Barcelona. Así aparece en el código ético de su partido y así se lo propuso para desplegar sus políticas “del cambio”, especialmente en materia de vivienda. Que ni ha cumplido ni cumpliría.
El primero lo amarró por la mínima tras desbancar a la Convergència de Artur Mas y Xavier Trias, y el segundo lo quiere a cualquier precio, el que sea, desde que anunciara que se presentaba a la investidura y que no piensa retirar su candidatura si llega el sábado y no ha logrado ningún acuerdo ni con el PSC ni con Esquerra.
Colau es una trepa de la política. Llegó por accidente. Lo hizo gracias a esa PAH. Por cierto es significativo que Catalunya haya sido la comunidad autónoma con más desahucios durante el primer trimestre de 2019, con 3.557, que representan el 22,9% del total de España. Que casi una cuarta parte de los desalojos de viviendas a nivel estatal corresponda a Catalunya es algo muy serio a reflexionar. La comunidad de Madrid está en la cuarta con menos de la mitad (1.730).
Bien, pues esta alcaldesa por accidente ha pasado de defender la equidistancia a capa y espada a aceptar pactos ‘extraños’ para conservar la alcaldía. Todo vale. Durante estos días, son muchos los que se han pronunciado sobre la candidata y sus nuevos amiguis, Collboni y sobre todo Manuel Valls. Que si pacto contranaturaleza, que si acuerdo Frankenstein… Todo vale, porque nada tiene importancia para Colau. Se ha quitado la careta de goma para mostrar la suya de marmol. Está de paso, por accidente.
El actor Joel Joan lo tiene claro, esta activista pactaría hasta con el Diablo por interés. Irónicamente, ha dicho que se deje pactar tranquilamente a Colau y Valls argumentando que eso le provocará una fuerte erosión política: «Dejad que pacte con el diablo y que se autodestruya para siempre«…
Para la Alcaldesa por acidente: «Tripartito» o «vía Valls»
Está dispuesta a todo. Colau asume el “riesgo” de llegar a ser alcaldesa con los votos de Manuel Valls, mientras que el ex primer ministro francés apela a la “vía Navarra” para prestar sus votos “gratis” a Colau. “Lo que vale para Barcelona vale para Navarra” según sus palabras.
Serían necesarios tres de sus concejales de Cs para sumar y hacer alcaldesa a Colau: él mismo, Celestino Corbacho (ex PSC y ministro en la época de José Luís Rodríguez Zapatero) y Eva Parera (ex de Unió), ninguno vinculado a Cs, partido que da apoyo a la plataforma municipalista de Valls y que se niega a investir a Colau. «Si queremos enfrentarnos al independentismo debemos hacer gestos valientes, no interesados. Ceder votos gratis es pensar en el interés ciudadano, hacerlo con precio es pensar en el interés partidista», escribió Parera también este fin de semana.
El PSC, por su parte, tensa la cuerda y exige a Colau y a Barcelona en Comú un acuerdo de gobierno previo para votar a su favor en la investidura. Los socialistas aseguran que las “conversaciones son permanentes”, aunque avanzan “poco a poco”. “Aún tenemos tiempo”, repite Jaume Collboni con la voluntad de entrar en el gobierno municipal.
Una exigencia que se topa con la intención de los “comunes” de dilatar los tiempos para no tener que consultar una hipotética alianza con los socialistas a su militancia como marca el reglamento interno. Es una experta manipuladora. Casi nada de lo que prometió en su primera legislatura municipal se ha cumplido y ahí sigue.
Colau, juega en dos mesas a la vez, apura las opciones para amarrar un tripartito con PSC y Esquerra que parece imposible debido a los vetos cruzados entre formaciones. “Todo puede pasar, queda una semana”, repiten los “comunes”.
Con este escenario, la ex activista busca romper la lógica “de bloques” (independentista-constitucionalista), ejercer de “puente” por lo bajini, como si nada fuera con ella, y pasar a ser la lideresa de la izquierda. Cuando irónicamente no tiene nada de izquierdas si acepta a Cs como socio…
Hasta en el programa satirico Polónia de TV3, la ven como una ‘mercenaria’ con la que poder pactar:
Tuit: «No hay un pacto tan genial»…
No hi ha un pacte tan genial. #PolòniaTV3 pic.twitter.com/bp5NgvpeNt
— Polònia (@poloniatv3) 6 de junio de 2019
