San Juan de 2019. Noche de San Juan, o también llamada víspera de San Juan o fiesta de San Juan, para los más ‘fiesteros’, es la festividad del nacimiento de San Juan Bautista por parte del cristianismo el día 24 de junio. En realidad noche de celebraciones en la llegada del solsticio de verano donde se celebra con ritos y tradiciones ancestrales. por las recogidas de diferentes cosechas por los antiguos Paganos.
El palacio de la Zarzuela, casa del Jefe del Estado español, ha tenido durante años con el rey emérito –Juan Carlos I- la onomástica como punto de celebración. Son días señalados en el que muchos lo celebran a lo grande y otros están deseando que acabe por el ruido de las verbenas y petardos como hábito social en que hay que participar. Ruido, siempre ruido.
Y hay otros que permanecen en la cárcel como presos políticos o en el exilio por haber tenido la osadía de haber elegido un referéndum como referente democrático para su ciudadanía. Silencio, mucho silencio, desde el Estado. Por ahora.
Pero lo que nadie sabe es que en estos en días señalados como el de hoy, la Casa Real guarda un tesoro. No estamos hablando de las joyas de pasar o de las obras de arte cedidas por Patrimonio, que también. En el sótano del edificio, a una temperatura constante y (dicen) protegidas por una partida de arena del océano Índico, descansan cerca de 10.000 botellas de vino.
Los mejores caldos de España, otros extranjeros, vinos que han sido adquiridos o han sido regalados a don Juan Carlos y a don Felipe a lo largo de su reinado. Poco se sabe de ellas porque, según Transparencia, su existencia pertenece «al ámbito estrictamente privado» de la familia, por lo que no hay datos sobre su valor ni sobre su estado de conservación. Lo que interesa ocultar es de ámbito privado.
Si sabemos algo más sobre esta colección de vinos es por la indiscreción de algunos y por la labor periodística. En ‘Adiós, Princesa’, el libro que publicó David Rocasolano sobre su prima la reina Letizia, el abogado dedicaba unos párrafos a la bodega: “Tras visitar habitaciones y despachos, bajamos a los sótanos y Letizia abrió un portalón. Yo pensaba que, por fin, iba a conocer la biblioteca.
Pero cuando se encendieron unas tenues luces, ante mí se abrió una vinoteca particular inmensa. Paseamos por el laberinto de anaqueles pisando arena de playa, paladeando el aroma noble y sobrio de roble y contemplando el fabuloso espectáculo del vino”. “Felipe me aclaró: Es arena de playa. La traen expresamente de una playa del Índico porque tiene las condiciones perfectas para mantener la humedad”.
Bodega con 10.000 botellas de vino
En cuanto a los vinos, según la revista que sigue a la Casa Real Vanitatis, la bodega de Zarzuela está muy bien surtida. El rey Felipe, como buen catador, gusta de ofrecer a sus amigos lo mejor en este aspecto.
Hace un par de sábado de este mes de Junio hubo una impresionante fiesta en Zarzuela en la que Letizia cambió tres veces el vino. Los Reyes ofrecieron una fiesta que incluyó piscina y almuerzo. La Reina eligió el mejor vino posible para sus amigos.
Era una ‘fiesta privada’ dondehubo disparidad de opiniones, ya que la Reina no estaba muy de acuerdo con los tres primeros vinos que se habían planteado tanto para el aperitivo como para el almuerzo y postre.
Doña Letizia tardó algo más en encontrar el que le gustaba o consideraba que se ajustaba a su papel de enóloga aficionada. El precio de los anteriores rondaba entre los doce y 16 euros. Al final, la anfitriona royal se decantó por una denominación de origen de la provincia de Orense cuyo precio ronda los 60 euros la botella en circuitos comerciales.
Fiestas y más fiestas privadas en Zarzuela
Los Reyes reunieron en su residencia familiar (el Pabellón del Príncipe) del recinto de la Zarzuela a un grupo de treinta amigos que disfrutaron de una fiesta veraniega que duró todo el día y que incluyó baño en la piscina. Aunque el rey Felipe no suele encargarse de la organización lúdica salvo en lo que se refiere a los convocados, la Reina ejerce de ama de casa real.
En la Casa de Asturias, como denominaban algunos amigos al palacete de 1.800 metros cuadrados por el origen de la Reina (y no por el título del heredero), doña Letizia suele recibir a sus amigos y a su familia.
Ejemplo de ello es la abuela Menchu, que cuando no está en Marbella pasa temporadas en la casa de su nieta, aunque ella misma ha confesado que nunca le ha gustado estar en casa ajena. Paloma Rocasolano también lo hacía (y lo hace) cuando los Reyes tienen viajes institucionales y no duermen en Madrid. Una presencia perfecta y necesaria para cuidar de la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Para estas reuniones fuera del horario laboral, la reina Letizia quiere que todo esté perfecto y supervisa hasta el último detalle, algo que a veces choca con la responsabilidad laboral de muchos de los que trabajan a su alrededor. Sus apreciaciones a veces son encontradas tanto en temas profesionales como personales o domésticos.
Y esto es lo que sucedió el sábado, día en el que el menú fue saludable. Entre otras cosas, en la comida se sirvieron delicatesen como jamón Cinco Jotas, del que la consorte real es una buena seguidora. Así como de otras delicatessen ibéricas.
Ahí es nada, precariedad en la calle, ciudadanía que es despojada de su vivienda y tiene que verse abocada a subsistir como puede, familias sin recursos económicos, y el Jefe del Estado de esos ciudadanos ofreciendo diversos vinos de alto standing de una bodega secreta. ¿De verdad que aún hay gente que cree que es necesaria esta monarquía? Es notorio, cada vez menos.
