Desde LasRepúblicas.com informamos de otro tema de corrupción de la mano de la Asociación Cuestión de Justicia y Honor. En esta ocasión sobre algo fundamental en los cimientos de una institución como es la castrense, en su Justicia Militar.
En definitiva, debería ser Justicia como tal, con todo lo que esa palabra significa, sea civil o militar. Tendría que respetar el principio de independencia y neutralidad que se le exigue en un pais que se considera democrático y moderno.
Dar valor con su ecuanimidad y objetividad los conflictos del ejército. Pero lamentablemente es algo de lo que corruptamente adolece esa Justicia en las FF.AA. españolas. Nada ha cambiado con los años.
Ya son muchos los casos que acumula el Tribunal Militar Central (TMC), o deberíamos decir el Tribunal de Manipulación Castrense, en los que parecen manipularse los procedimientos de manera que puedan dar cobertura a un auténtico sistema feudal (cual taifas del Medievo), en el que sus vástagos y fieles lugartenientes, los protegidos políticos y sus intereses, no tengan ningún tipo de preocupación por las posibles consecuencias de sus actos.
Parecía premonitorio aquel artículo de 2014 en El Confidencial Digital, donde se ponía de manifiesto el miedo de los jefes de los ejércitos a una democratización de las Fuerzas Armadas. Desde entonces, son múltiples los indicios que apuntan a la existencia de medidas que garanticen ese “sistema feudal” encubierto.
Generales de dudosa reputación y capacidad en el Congreso, asociaciones militares en defensa de sus jefes, resoluciones judiciales acomodadas a los mandos, ocultación de corruptelas, fiscales en “defensa” de acusados, jueces acosando a víctimas… todo eso solo se puede realizar con la participación del Cuerpo Jurídico del Ministerio de Defensa; una herramienta esencial en el funcionamiento de un sistema al que le han dado la capacidad supraconstitucional de protegerse a sí mismo.
Esta clara capacidad por encima de cualquier moral o ética de la mal llamada Justicia Militar, junto a la poca o ninguna independencia de los juzgados militares territoriales frente al TMC (esto será tema de otras exposiciones), hace que cada día cobre más sentido la desarticulación de una herramienta corporativista y su transferencia a la Jurisdicción Ordinaria, donde, al menos, no impere el interés de defensa del señor de la taifa de turno.
Un Tribunal Militar Central comandado por el general consejero togado D. Carlos Melón Muñoz, que como decíamos al principio, ya se conoce como el Tribunal de Manipulación Castrense por su semejanza a los tribunales de la Inquisición medieval, donde se procedían según la idea preconcebida del resultado que se quería obtener.