viernes, 22 de noviembre del 2024

La familia

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Hace una semana, hablábamos del TMC (un Tribunal de Manipulación Castrense en nuestra opinión) y contábamos cómo “parecen manipularse los procedimientos de manera que puedan dar cobertura a un auténtico sistema feudal (cual taifas del Medievo), en el que sus vástagos y fieles lugartenientes, los protegidos políticos y sus intereses, no tengan ningún tipo de preocupación por las posibles consecuencias de sus actos”.

Uno de estos vástagos a proteger sería la teniente coronel María Gracia Cañadas García-Vaquero, descendiente de uno de los firmantes de “manifiesto de los 100” en apoyo al golpe de estado de 1981, al que el entonces ministro de Defensa Bono permitió, a pesar de ello, ascender a general. Teniente coronel a la que las actuaciones de mandos, jueces y fiscales parecen tratar de proteger.

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Desde que se publicara el artículo sobre el calvario que tuvo que sufrir una soldado a manos de dicha teniente coronel  (https://www.publico.es/espana/acoso-ejercito-calvario-soldado-expedientada-no-cuartel-baja-medica-perdio-hijo.html), una oficial de prometedora carrera militar destinada a ser la primera mujer general del Ejército. Muchos son los acontecimientos que se han vivido, entre ellos, lo que sería una clara utilización de los recursos del Estado; unos recursos que pagamos todos para proteger la imagen de aquella.

Treinta años después de aquel manifiesto, parece que la historia se repite, esta oficial del Ejército de Tierra, no solo cometió irregularidades en la tramitación de la baja, que en último extremo llego a costar la vida del bebé de esta soldado, sino que también señaló a la soldado de conducta impropia de un militar, acusándola de mostrar vídeos de contenido erótico a sus compañeros en los que a la soldado se le imputaba la autoría.

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Pero es que además de la lesión que se produjo durante las maniobras que dio lugar a las irregularidades cometidas por la teniente coronel, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Así, la transfusión de sangre que tuvieron que realizarle durante la misma, al ser incompatible con el feto, hizo que los médicos recomendaran un aborto terapéutico.

Durante el desarrollo del expediente sancionador, empezó a vislumbrar que pocas o ninguna opción de demostrar su inocencia le iban a dejar, prueba de ello fue que le denegaron una sencilla prueba forense que hubiera demostrado de forma taxativa su inocencia; una simple comprobación de marcas corporales no falsificables.

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Motivo por el que decidió, confiando en la imparcialidad de la justicia, denunciar ante el TMC a la Sra. Cañadas García-Vaquero por los delitos de abuso de mando, extralimitación en el ejercicio del mando y acoso profesional.

Sin embargo, la actuación de dicho tribunal no sólo fue la de archivar la denuncia, sino que además, se vio obligada a escuchar manifestaciones realizadas por el propio coronel presidente del tribunal, como que la operación de espalda que podía haberle costado la invalidez era al igual que el aborto “voluntario”; o por el fiscal, que lejos de proteger a la víctima prefirió pasar al ataque  poniendo en tela de juicio el criterio médico, preguntándole a la declarante si en cuatro días después de una operación se había recuperado, con la clara intención de desvirtuar el testimonio de la soldado que se había sometido a una operación de cinco horas y un litro y medio de transfusión sanguínea

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