Albert River es un político que lleva hasta los extremos el uso y abuso del poder de sus influencias para aprovecharse de todo lo que le rodea. Con la vivienda no iba a ser menos, por supuesto. Poco le importa que ahora se haya convertido en un Okupa.
Tras haber permanecido, sin contrato, su última vivienda en La Finca de Madrid pagaando una mordida irrisoria, al tratarse de una urbanización de super lujo y gracias a la confianza que le concedió alguien de la administración de la inmobiliaria que la explota, no se sabe si a cambio de algún favor político, han decidido marcharse a toda prisa tras recibir un Burofax de la legítima propiedad que les encomienda a hacerlo.
La Finca se convirtió tras la muerte del patriarca, Luis García Cercereda, amigo personal de Adolfo Suarez o Felipe González, en una suerte de intereses desbocados de poder salpicado por procesos judiciales constantes, incapacitaciones, desahucios, cambios accionariales y burofaxes.
La muerte de Cereceda provocó numerosos conflictos entre sus dos hijas herederas, Susana y Yolanda, que recibieron, a grosso modo, el 51% y el 49% de las acciones respectivamente. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Tres burofaxes y un aviso de denuncia
Yolanda remitió un primer burofax el pasado 20 de junio a la empresa dueña de la propiedad alquilada a Malú, La Finca Real Estate Management, para comunicar que había tenido conocimiento de “que la vivienda habitual que constituía el domicilio de nuestro padre, y que estaba ofertada en el mercado en unas condiciones de alquiler de 25.000€ mensuales, ha sido alquilada al presidente del partido Ciudadanos, Sr. Rivera, por una cantidad insignificante, con evidente perjuicio económico para la sociedad”.
Este es la cabezera del Burofax de Yolanda, hija del fallecido constructor, a Malú, novia de Albert Rivera, según la Revista Vanitatis:
“Muy Sra. Mía: el pasado 28 de marzo tuve ocasión de conocer a través del periódico digital El Economista que la casa que mi padre tenía en la urbanización La Finca había sido alquilada recientemente a su novio (don Albert Rivera Díaz) y a usted. […]
Dicha noticia me provocó alarma e indignación pues a pesar de que soy socia -de forma directa, en un 10,89% y de forma indirecta, en un 21,10%- de la mercantil La Finca Real Estate Management SL (propietaria de la citada casa), ni mi hermana Susana (que participa en dicha sociedad en un porcentaje parecido al mío) ni sus administradores me habían informado sobre tal particular. […]
Quiero dejar suficientemente claro que yo no he tenido nada que ver con este negocio ni, mucho menos, con el irrisorio, amén de insultante, alquiler (según manifiesta la noticia de El Economista) de 3.500 euros”.
La cosa llegó hasta la Junta General de Accionistas de la empresa, celebrada el pasado día 26 de junio, en la que, fuera del orden del día, los representantes de Yolanda en esa cita pidieron explicaciones sobre el supuesto alquiler de la mansión más grande de La Finca, unos 14.000 metros cuadrados de parcela, a Albert Rivera, a lo que se les respondió que no existía contrato alguno con ese particular.
Preguntada después por Malú, la dirección respondió sin embargo que no es la junta el lugar para valorar esos asuntos y mucho menos para desvelar en público datos de clientes, cuando su máxima es precisamente la discreción. Los tratos de favor dan lugar a eso. El Okupa Rivera la vuelve a liar…