Felipe VI asumirá en 2020 la presidencia de honor de la comisión del Centenario de la Legión española y lo hará por petición expresa de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Tal acontecimiento ha sido divulgado por los medios de comunicación españoles de forma tan generalizada como frívola, añadiendo comentarios del general Marcos Llago, jefe de la Brigada Rey Alfonso XIII de la Legión, afirmando que el nombramiento de Felipe VI “constituye un inmenso honor y un motivo de enorme orgullo y satisfacción”.
Sin embargo, no parece que haya mucho orgullo ni honor en estos fastos, pues la Legión española es una de las unidades militares con un historial más negro. Fue fundada por un fascista, Millán Astray, que pasaría a la historia por su famosa discusión con Miguel de Unamuno (“Muera la inteligencia”) y a lo largo de su existencia participó de actos absolutamente ignominiosos, muy especialmente desde que la sublevación fascista en España provocó en 1936 la caída de la democracia y la implantación de una dictadura con terroríficas consecuencias.
De hecho, fue la Legión y su mando en aquel momento, el general Yagüe, el responsable de una de las más terribles masacres del siglo XX. Los testimonios oscilan entre los 1.500 y los 4.000 muertos, siendo esta última cifra la más próxima a lo sucedido. Para la historia quedarían los relatos en diferentes medios internacionales, pero especialmente en Chicago Tribune, en el que el periodista norteamericano Jay Allen realizó una crónica que por sí misma debería haber sido suficiente para la desaparición de esta unidad militar. En los documentos escritos por los testigos e historiadores que han llegado a nuestros días se incluyen quema de cadáveres, mutilaciones (genitales, penes y senos), violaciones y asesinatos en masa. Tal fue la situación que la sangre en las calles era “más de la que uno pudiera imaginar”. Testimonios aterradores al respecto hay unos cuantos en diferentes medios, pero destaco este en Público.
Ni mucho menos la historia negra de la Legión española terminó en ese tétrico agosto de 1936, sino que ha continuado a lo largo del tiempo y sería imposible detallarla en un post, pero conviene señalar algunos episodios más recientes. Por ejemplo, en el año 2013, El País descubrió un vídeo con varios militares españoles torturando a iraquíes en el que los protagonistas eran legionarios (datado en 2004, este vídeo, según denuncias, pudo haberse ocultado durante años). Dejando un lado los gritos agonizantes del preso, destaca el comentario final: “A este se lo han cargado ya”.
No fue el único escándalo en el que se vio envuelta la Legión española, también se puede leer la noticia en Interviú con un título inequívoco: “Los muertos que dejó la Legión”. Las fotos son reveladoras: hombres desnudos y muertos atados con las manos a la espalda mientras militares españoles se fotografían junto a ellos como si fueran trofeos.
Además, la masacre de Badajoz, fue destacada en el informe de Amnistía Internacional presentado en 2005 y realizado por el Equipo Nizkor («La cuestión de la impunidad en España y los crímenes franquistas”): “Tuvieron lugar ejecuciones masivas de detenidos, como los fusilamientos en la Plaza de Toros de Badajoz llevados a cabo por los alzados en armas tras la toma de Badajoz el 14 agosto de 1936. Aunque sobre la magnitud de las matanzas existen fuentes divergentes, miles de personas habrían sido ejecutadas sólo en la Provincia de Badajoz en un período de cuatro meses”.
Felipe VI, como jefe de las Fuerzas Armadas, y Margarita Robles, como ministra de Defensa y parte del PSOE, partido político que sufrió entre sus militares y seguidores multitud de asesinatos, violaciones, torturas y distintos actos de represión, deberían hacer todo lo posible por eliminar la Legión y sustituirla por otra unidad.
En el caso del PSOE no solo no es novedad este comportamiento, sino que permite cerrar el círculo y borrar por completo gran parte de la historia negra de España. El PSOE como partido político gobernante en Extremadura (Juan Carlos Rodríguez Ibarra) demolió la plaza de toros para construir el nuevo palacio de congresos en 1998 en un atentado arquitectónico e histórico. Ya en 2009, este mismo partido (con Guillermo Fernández Vara) volvió a tapiar el muro del cementerio en el que muchas personas fueron asesinadas (aun en contra de gran cantidad de historiadores e intelectuales), borrando para siempre las huellas del crimen. Eliminada la plaza de toros y ocultas las huellas de los crímenes en el muro del cementerio de Badajoz, ahora la ministra de Defensa, Margarita Robles, participa del blanqueamiento de la imagen de la Legión en otro paso más hacia la desmemoria.
De la misma manera, en el caso de la Monarquía, se trata de una nueva loa al franquismo, al fascismo y a la ultraderecha. No obstante, para un rey como Felipe VI que mantiene títulos nobiliarios a la familia Franco y les concede contratos (casi 250.000 euros solo en 2018 y en la Guardia Real) y cultiva excelentes relaciones con el líder de la ultraderecha, honrar a la Legión debe ser lo más natural para él. Muerta la inteligencia, viva la Legión. Y el fascismo.
Que este acontecimiento sea, además, retransmitido por los medios de comunicación con total normalidad, estremece, pues sería como si Alemania honrase a las SS y a los medios de comunicación y los poderes alemanes les pareciera normal. Pero aquí, en España, es tan natural como terrible y revelador: nuestro jefe de Estado es filofranquista y nuestra ministra de Defensa es todavía peor: lo que le digan que tiene que ser.
Luis Gonzalo Segura es exteniente expulsado por denunciar corrupción en el Ejército de Tierra y autor de ‘Un paso al frente’ (2014), ‘Código rojo’ (2015), ‘El libro negro del Ejército español’ (2017) y ‘En la guarida de la bestia’ (2019).
