Cuando estalló la estafa de la crisis económica, me sentí confundido con la ingente información que se vertía en los espacios informativos, me llamó en especial la atención las declaraciones de dos sujetos, Emilio Botín quien fuese dueño en ese entonces del Banco Santander opinaba con todo el descaro sobre la edad de nuestra jubilación y Juan Rosell ex presidente de la CEOE como un gran caradura espetó, «los trabajadores debéis trabajar más y ganar menos», todos estos argumentarios apoyados y repetidos por la casta de seudo políticos.
Nos culpabilizaron a nosotros los obreros de la difícil situación económica, por ser irresponsables al gastar más de lo que teníamos.
La corrupción está enquistada en la casta política, pero nosotros los ciudadanos no nos diferenciamos de estos hampones que parasitan las instituciones, porque esa condición de pillos, maleantes y delincuentes es algo inherente al español, está en nuestra naturaleza, con esta premisa pretendieron normalizar la aberración de la corrupción, haciéndonos cómplices y poniéndonos a la altura de todos estos mal nacidos y mangantes.
No somos iguales que estos desaprensivos, no nos apropiamos de los bienes públicos lucrándonos a título personal, tampoco tenemos cuentas en paraísos fiscales.
Somos personas decentes y honradas que cada día trabajamos para construir un país mejor, aportando nuestro talento y contribuyendo con nuestros impuestos, las verdaderas ratas son los que pululan en las instituciones y han sido paridas por el bipartidismo.
Estos mensajes calaron en gran parte del imaginario colectivo, gracias al brazo mediático del capital, sus vectores la televisión, radio e Internet, machacando día sí y día también, hasta la extenuación, el mensaje se inoculó con éxito, una treta sucia y abominable que retrata a la perfección a los artífices de esta lobotomización social.
«Una mentira repetida 1000 veces, se convierte en verdad» – Göbbels.
Necesitaba respuestas, pero no por lo que decían, sino ¿Por qué lo decían?, Era necesario ir más allá, esta gentuza no tienen nada que ver en asuntos tan delicados y sensibles, ¿Entonces por qué se inmiscuían y de forma tan atrevida?, Estos temas deben ser tratados de forma exclusiva por los trabajadores, los sindicatos y el Estado, los únicos actores implicados.
Estos payasos pertenecen al sector privado, nunca un sujeto externo se ha involucrado en sus negocios, eso sería impensable por lógica y sentido común.
Aun así su injerencia ha sido un esperpento de tal magnitud y con una propiedad igual que macarras de barrio, lo que decían estos fulanos iba a misa.
Ningún representante seudo político tuvo la osadía en su momento de poner en su lugar a esta gente, es normal que no lo hicieran siempre han sido sus chupatintas, no podían ir en contra de sus patronos.
¿Estas actuaciones no tenían sentido ninguno?, Ridículo, raro, bizarro, rocambolesco, estúpido, adjetivos mil, se mostraban como los dueños de nuestros destinos, ellos los pastores y nosotros el rebaño de ovejas, tratándonos igual que animales domésticos de los cuales se puede disponer, usar y abusar hasta reventar.
Fue así como por necesidad y obligación tuve que documentarme para entender el por qué de este sin sentido en nuestro país, no hace falta ser un erudito, politólogo, ni catedrático, tan solo hace falta curiosidad y necesidad de satisfacerla, eso implica una búsqueda, olvidaros de la caja tonta solo vierte basura, es así que debéis abrir vuestros sentidos para leer, escuchar y dialogar, esto nos proporcionará las herramientas necesarias para comprender, ¿Por qué, cómo y cuándo?
La curiosidad más que la devoción, hace peregrinos – Abraham Cowley.
Reconozco mis limitaciones y carencias, no soy experto en estos temas, aun así ofreceré resistencia porque no voy a permitir que me tratéis a mí o a mis hermanos como ganado para que pastemos en el cercado de vuestra conveniencia.
Pastores y ovejas….
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