Hoy queremos denunciar que la soldado C.V.B. ha sufrido “un claro acoso de sus mandos para poder encubrir los errores cometidos por su jefa de unidad”. El caso de la soldado C. llegó a los medios de comunicación cuando Público informó en octubre de 2018 que estaba sufriendo un calvario tras un alta médica forzosa que provocó una recaída en la lesión de la soldado y una operación tras la cual perdió al hijo que esperaba. Ni el aborto ni las denuncias que interpuso la militar han terminado con esta situación, sino que la han agravado.
El calvario de la soldado C. se inició por una lesión en la espalda mientras viajaba en el interior de un vehículo militar durante unas maniobras por terreno accidentado. Como consecuencia de dicha lesión, la soldado debió ser evacuada al no poder seguir físicamente con las mismas, evacuación que se realizó cerca de doce horas después de la lesión, a pesar de los fuertes dolores que padecía.
Tras este episodio, la soldado solicitó el reconocimiento de la baja como contingencia profesional, algo que su jefa, la teniente coronel C.G.B. denegó al determinar que dicha baja era por contingencia común.
Después de recurrir dicha resolución, lo que provocó que le fuera reconocida a la soldado C. la contingencia profesional, y de ser publicado su caso en los medios de comunicación se han producido una serie de episodios que han terminado, como suele ser normal en estos casos, en la expulsión de las Fuerzas Armadas de esta soldado, resolución que se encuentra en estos momentos recurrida.
Contrariada por la decisión del mando militar, la teniente coronel C.G.B. resolvió que la soldado debía causar alta y personarse en la unidad (sin informe médico sanitario alguno), lo que le provocó una crisis de ansiedad que derivó en un agravamiento de su lesión de espalda y obligó a que tuviera que ser sometida a una intervención quirúrgica de urgencias. Esta operación de urgencias provocó la pérdida del bebé que esperaba.
Después de ser denunciado el caso por la soldado C. ante el Tribunal Militar Central, este archivó la denuncia, algo que, por otra parte, suele ser habitual cuando un militar de bajo rango denuncia a otro militar de alta graduación.
Con posterioridad a esta denuncia se inició un expediente sancionador por falta muy grave contra la solado C, una práctica habitual con aquellos que denuncian dentro de las Fuerzas Armadas, aunque en este caso la acusación no podía ser más insólita: vender en internet vídeos de carácter sexual. Expediente que ni los propios jurídicos entendieron susceptible de falta muy grave y que, aun así, continuó por deseo del mando militar.
El proceso, además, todavía muestra un episodio más cuanto menos discutible, ya que ni durante el expediente disciplinario ni en el recurso en el correspondiente tribunal se permitió la realización de la prueba forense que podría demostrar si el cuerpo que aparecía en el vídeo era el de la Soldado C. o no. Sobre todo, porque, según denuncia Justicia y Honor, unas marcas en el cuerpo de la soldado hubiesen demostrado sin lugar a ningún tipo de dudas que la soldado y la protagonista de los vídeos eran dos personas totalmente diferentes.
Finalmente, la soldado C.V.B. fue sancionada con doce días de sanción económica por una falta grave, la cual se encuentra actualmente recurrida.
A pesar de lo increíble que resulta la historia hasta este momento, todavía quedaba otro surrealista episodio: la soldado C. fue expulsada del Ejército por insuficiencia de condiciones psicofísicas por un motivo por el que jamás había causado baja médica. Dado que en las denuncias realizadas por la soldado se envió un informe de la psiquiatra por la ansiedad que le causó la operación y el aborto sufrido, en lugar de tramitar un expediente psicofísico por la lesión de espalda que le causó la baja médica y la pérdida del bebé que esperaba, lo que hicieron los mandos militares fue aprovechar este informe para tramitar un expediente de baja psicofísica por causas psicológicas. La diferencia: la baja por la espalda tenía causalidad con el servicio era clara e indiscutible; la psicológica, no.
De esta forma, las Fuerzas Armadas se deshicieron de la soldado C. sin pensión alguna, como han hecho con otras dos militares más en lo que va de año. En un caso, expulsaron a una militar que tuvo que soportar que un mando militar se masturbara delante de ella durante años y en el otro caso se deshicieron de una militar que había sufrido un aborto porque su mando le ordenó cavar una zanja cuando estaba embarazada de cuatro meses. En los dos casos anteriores, el ministerio de Defensa se retractó por la presión mediática, esperemos que en este caso la publicación de esta información también ayude a resolver su situación, pero un Estado de Derecho no debe necesitar de presión mediática para impartir justicia.
Debido a todo lo relatado, la soldado C. ha decidido denunciar lo ocurrido en la justicia ordinaria, registrando una denuncia en la que, además de lo relatado, se incluye la falsificación de documentación por parte de los mandos del Ejército de Tierra.