Comprar «por la cara» ya es posible. Por primera vez en España, un comercio abierto al público en Barcelona, ofrece la posibilidad de realizar pagos con solo acercar el rostro a una tableta que identifica al usuario con una cámara.
La tecnología se ha puesto en marcha este miércoles en un establecimiento de restauración Viena, en la Diagonal de Barcelona. De momento, se trata de una prueba piloto que durará dos meses, impulsada por el Payment Innovation Hub -una empresa conjunta formada por CaixaBank, Global Payments, Samsung, Visa y Arval-.
Hasta ahora, el pago por reconocimiento facial no se podía hacer en ninguna tienda abierta al público, pero varios bancos, como el Sabadell o el BBVA, hace tiempo que hacen pruebas para implantarlo. De hecho, ya lo han puesto en marcha en sus sedes corporativas.
El mismo Payment Innovation Hub hizo una prueba temporal para los trabajadores del Pier 01, en el centro de «start-ups» que hay en el Palau de Mar de Barcelona. Y CaixaBank hace unos meses que utiliza una tecnología similar en algunos de sus cajeros, de manera que los clientes pueden sacar dinero con la tarjeta y el reconocimiento facial, sin necesidad de poner el PIN.
Los riesgos del pago facial
Los impulsores de este método de pago argumentan que es cómodo -porque no es necesario llevar ningún dispositivo para poder pagar- , pero los expertos advierten que, aunque es más seguro que un código PIN, también tiene riesgos de seguridad.
Si por ejemplo, hay un problema de piratería y roban tus datos, no es como una contraseña que haces una nueva. De cara no puedes hacer una nueva. Y hay un problema evidente de privacidad, con los sistemas biométricos. Están cogiendo tus datos físicos y los están grabando.
Por su parte, las empresas encargadas de recapatar a los clientes aclaran, que impulsan sistemas biométricos defienden que no guardan la fotografía de la cara sino unos datos cifrados y codificados.