lunes, 25 de noviembre del 2024

Urnas otra vez e informaciones privilegiadas

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Se de buena tinta que el dos de agosto de 2019 Tezanos, el del CIS, le dijo a Sánchez, el de La Moncloa, que Podemos caería hasta aquel 10% del Partido Comunista durante la anterior transición.

Por tanto, lo que no nos puede sorprender es que Sánchez haya decidido que su socio preferente y monstruo de sus insomnios, Iglesias, muerda el polvo lo antes posible. Si no ha querido hacerlo voluntariamente, votando gratis una investidura monocolor tras desdecirse de sí mismo y de todo lo demás, comerá barro en las urnas, sueña Sánchez mientras duerme, por fin, tranquilo, hasta el diez de noviembre.

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Son las ventajas de vivir en La Moncloa, lo que no nos cansaremos de repetir por el bien de las víctimas propiciatorias, que puede serlo todo aquel que no disfrute de ese bunker. Desde allí tienes margen para hacer lo que más te conviene en el peor momento para los adversarios que más te molesten, aunque al país le cueste una pasta y, lo que es peor, la temeridad inexplicable se salde con un desprestigio total de la democracia.

Pocas cosas hay más peligrosas que esa clase de decepciones en el país de Europa Occidental al que sus propias élites han castigado con más años de dictaduras y autoritarismos, siempre de derechas.

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Pero hemos llegado a la cima de esta montaña de mierda porque, desde los primeros pasos que pudimos dar sin que cualquier secuaz del asesino Franco te pudiera destrozar la vida, lo de robar la información comprada con el dinero de todos siguió siendo, sin el menor pestañeo de los responsables, el mecanismo habitual para la toma de decisiones desde las presidencias de los gobiernos.

Nunca nos hubiéramos enterado de la apropiación indebida de información más grave de nuestra historia reciente, incluida toda la basura de la factoría “Villarejo”, si Victoria Prego hubiera podido guardarse durante más tiempo, quién sabe si también sin dormir, la confidencia que le compartió Suárez sobre las encuestas de 1978 que certificaban República si se nos daba la palabra sobre la forma de estado, en lugar de colarnos la monarquía en el trágala de una Constitución medio asumida por un franquismo confuso y en desbandada, pero que siempre se supo protegido, en beneficio mutuo, por Juan Carlos I.

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Afirmamos que aquella información privilegiada y robada a todos nosotros fue la de consecuencias más graves porque, de haber dado la palabra al pueblo, o de no haber quedado impune tal delito, la situación actual sería bien distinta.

Pero regresemos a lo que hace mes y medio Tezanos le dijo a Sánchez.

Lo sorprendente es que no se trata de información privilegiada que hayamos conseguido gracias a contactos infiltrados en la fontanería gubernamental.

La “buena tinta” de aquella noticia estuvo escrita, y en letra bien grande, en la última página de El Mundo de ese mismo dos de agosto. Seguro que usted, que está leyendo, ya me ha perdonado la broma.

Podemos concluir, por tanto, que, tras cuarenta años de democracia a la española, es decir, sin derrotar previamente a la dictadura ni limpiar, al menos del ejército, de la justicia y de las fuerzas represivas el infinito veneno que el franquismo había inoculado en toda la sociedad, hemos conseguido que la prensa nos haga llegar algunas de las informaciones que el presidente del gobierno consigue con nuestro dinero.

Pero también hemos confirmado, de forma tan inapelable como decepcionante, que el hecho de que todos podamos conocer hoy lo que le dice a Sánchez el hombre de su confianza en la demoscopia, no ha servido en absoluto para que los líderes de las varias oposiciones al gobierno tomen decisiones inteligentes que les permitan parecer menos culpables de un fracaso como el de las cuartas elecciones generales en cuatro años, por primera vez dos durante el mismo año natural.

En marzo de 2016 el PP y Podemos impidieron que Sánchez ocupara La Moncloa con los muy precarios 90 escaños conseguidos el 20D de 2015, que ya hay que ser casi masoquista para intentarlo.

En aquella ocasión, puede que Rajoy supiera que le convenía la repetición electoral, como así sucedió, pero que un profesor de la Facultad de Políticas como Iglesias se creyera lo del zarpazo electoral al PSOE por unas encuestas realizadas en tiempos convulsos es algo que raya en el ridículo.

Esta vez, si acaso están tomando decisiones con las encuestas en la mano, las de Iglesias y de Rivera de no condenar a Sánchez a seguir en La Moncloa con 53 diputados menos de los necesarios para la mayoría absoluta ha vuelto a ser contraproducente, veremos si también suicida.

Como poco inteligente lo fue la decisión de Junqueras que, al no dejar que los presupuestos se debatieran, proporcionaría a Sánchez la oportunidad de conseguir muchos más diputados de los que tenía desde el único lugar del estado español que proporciona una posición de privilegio real para mejorar posiciones con la convocatoria a urnas: de nuevo, La Moncloa.

La ventaja conseguida el 28 de abril por los de ERC sobre su adversario local pero, al mismo tiempo, socio de gobierno en la Generalitat, solo les habrá durado estos meses y los sueldos de sus diputados, quizás por eso Rufián ha estado tan nervioso al comprobar que peligraba la investidura. Y le ha dado tantos argumentos a Sánchez para recordarle su no a los presupuestos.

Lo cierto es que, con la sentencia contra sus propios presos políticos por medio, cualquier palabra de cualquier político solo es especulación.

Yo soy de los que piensan que ERC, Podemos y otros le concedieron a Sánchez la moción de censura como a ese niño llorón a quien se le termina dando un caramelo, a pesar de que no es bueno para los dientes y que se sabe que el consentido volverá a berrear en cuanto se le acabe el dulce.

Quizás durante un instante de lucidez sospecharon que algo no cuadraba, pero ya era tarde: debió ser cuando Rajoy no hizo nada por mantener La Moncloa en manos del PP, para desde allí convocar las elecciones inevitables.

Es probable que ni Iglesias ni Junqueras hayan pensado jamás que no sea tan apetecible lo de gobernar un Consejo de Ministros en Madrid tras el 1 de octubre de 2017 y la victoria independentista de diciembre bajo la represión de un 155 en Catalunya.

Así que quizás no nos percatamos del bipartidismo PP/PSOE de siempre, pero en horas bajas, haciendo el teatro de sacar a Rajoy, mientras los espectadores Iglesias y nacionalistas varios pagaban la entrada de sus votos gratis, pero que no se enteraron de lo que se movía entre bambalinas.

No quiero ser mal pensado y estoy seguro que Rajoy, entre copa y copa de aquella sobremesa hasta las tantas de la noche en un restaurante con los suyos, no mantenía contactos discretos con Sánchez para pactar las intenciones mutuas, digo yo que Villarejo ya nos lo habría contado, pero reconozca usted que si lo hubieran organizado a conciencia no les habría salido mejor.

Diez y seis meses después, el camino de regreso hacia el bipartidismo PP/PSOE está más despejado que en cualquier otro momento de los últimos cuatro años.

P.D.

Otra variable que no hay que descartar en la decisión de Sánchez nos lleva al dinero. “Esto solo son negocios”, que dijo aquel, y en épocas de precariedad, como sin duda atraviesan los cuatro partidos con pretensiones, pero sobre todo un PP con dificultades para disponer del dinero ilegal atesorado durante años, la ventaja del BOE para repartir prebendas no es pequeña y, que sepamos, nadie con esa pluma de firmar en la mano ha renunciado jamás a utilizarla.

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