En una entrevista concedida por la que fuera Ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, nos regalaba con una serie de frases en las que no sólo se presentaba a sí misma como alguien motivado, también ponía su dosis de victimismo en la que justificaba el castigo que había sufrido precisamente por ser alguien con esa motivación.
Así contaba el coste personal que había tenido que pagar por su actividad política y afirmaba sin ningún pudor, que entre otras cosas había errado en “implicarme demasiado, que parece un error en España. En política se castiga, en el mundo privado se premia”. Y tras esta medalla, no sabemos si merecida o no, que sin ningún rubor se colgaba en el pecho, afirmaba que en ocasiones la política era “una máquina de destrozar seres humanos” y que le habían hecho daño, para más adelante afirmar que “Vi que efectivamente las varas de medir eran distintas y también las respuestas”.
No vamos a entrar a valorar si la Sra. Cospedal era o no efectivamente una persona motivada, ni para lo que estaba motivada, pero si está en posición de poder afirmar que la Sra. Cospedal era una de esas cuchillas de la máquina de destrozar seres humanos.
No podrían entenderse sino actuaciones como intercambiar dos respuestas de un testigo en un expediente sancionador por falta grave, para poder mantener la sanción impuesta por el Jefe del Estado Mayor del Aire tras el recurso que le presentó la auténtica víctima del expediente, algo ya de por sí inmoral sin tener en cuenta que fue abogado del estado.
En cuanto a las dos varas de medir, es bueno recordar como cuando sobre la mesa de su despacho se presentó documentación que ponía al descubierto el acoso laboral y abuso de mando que venían realizando algunos de sus generales, no hiciera nada por esas víctimas, mucho menos por sancionar a los acosadores, pero cuando en una comparecencia ante el congreso por el expediente de la hoy miembro del ayuntamiento de Murcia por el PSOE Teresa Franco Martínez, no sólo permitiese que la senadora Zaida Cantera pusiera verde en público sin prueba alguna a un buen profesional al que debió defender, sí Cospedal este era y sigue siendo la víctima, sino que además cerró un expediente bien fundamentado y justificado de expulsión por falta de profesionalidad, el que se le iniciara a Teresa Franco, cuyo único mérito parecía ser la amistad con Zaida Cantera. En esta ocasión no precisaste intercambiar respuestas de ningún testigo.
En definitiva, no sabemos si sufriste los estragos de la “máquina de destrozar seres humanos”, o si se te aplico en alguna ocasión la “doble vara de medir”, pero sí podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que fuiste una de las cuchillas de esa máquina, y que cuando tuviste la ocasión de ser fiel a los principios básicos de la justicia universal, tú también aplicaste la doble vara de medir. Esperamos que algún día las víctimas de la máquina de destrozar seres humanos que tú también fuiste, consigan recuperarse tan bien como tú del infierno en el que convertiste sus vidas personales.