EL CUARTEL GENERAL DEL AIRE ADMITE QUE EL CENTRO NEURÁLGICO DEL EJÉRCITO DEL AIRE, EL PROPIO CUARTEL GENERAL, TIENE SU PLANTILLA BAJO MINIMOS.
Las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas dice en su artículo 78 en la que habla sobre la actuación que deben tener los mandos de las respectivas unidades, “Se preocupará de mantener y potenciar la disciplina, moral, motivación, seguridad, formación militar y condiciones físicas de sus subordinados y de que conozcan, cumplan y hagan cumplir a su nivel las obligaciones que impone el servicio.”
Desde Cuestión de Justicia y Honor nos preguntamos como un jefe de unidad puede potenciar todos esos aspectos en sus subordinados, aspectos que a buen seguro hacen del militar una persona más preparada técnicamente e intelectualmente, cuando es el propio mando el que reconoce que la plantilla de su unidad “se encuentra por debajo de los números rojos o mínimos necesarios para el correcto funcionamiento de todos los puestos”.
Llegados a este punto cabría preguntarse cuál es la responsabilidad que ese mando tiene de haber llevado su Unidad a esa situación. Qué es lo que ha hecho para impedirlo o qué es lo que ha hecho para corregir dicha situación una vez que se ha producido.
Nos encontramos que ante estas situaciones la respuesta del mando suele ser la de hacer recaer la responsabilidad de su incompetencia como jefe, en el eslabón más bajo. Lejos de solucionar el problema base que es empezar por denunciar ante sus mandos de forma clara y contundente el déficit de plantilla y la imposibilidad de cumplir la misión en esas condiciones, la respuesta suele ser hacer recaer esta carga sobre sus mandos intermedios que se ven obligados a recortar los derechos y a interferir negativamente en la calidad de vida e integración de la vida familiar de sus subordinados, porque eso sí, no se les exime ni rebaja la exigencia del cumplimiento de la misión.
De hecho cuando la misión es materialmente insostenible o imposible de cumplir, lejos de hacer exenciones a la normativa se mira para otro lado cuando ese mando intermedio no la puede cumplir, de tal manera que si en algún momento pasa algo es responsable de no haber cumplido con las normas y reglamentos.
En cuanto a esos subordinados, la herramienta que esos jefes de unidad tan alegremente utilizan se fundamente en la retirada de derechos como los permisos recogidos por las leyes para asistir a las clases en los distintos centros de formación en el ámbito civil, negativa a disfrutar los permisos en las condiciones que solicita el interesado, etc.…, camuflándolos con el último recurso que posee el mando para justificar cualquier fallo de previsión de personal en su gestión al frente de una unidad, esta forma no es ni más ni menos que las famosas y archiconocidas “NECESIDADES DEL SERVICIO”, necesidades que además en la mayoría de los casos ni siquiera se motivan o si se hace se hace con expresiones generalistas que en el fondo no justifican nada.
Una forma que se debería utilizar única y exclusivamente en circunstancias “sobrevenidas”, esto es, un atentado terrorista, pongamos como ejemplo el 11M, cuando se movilizaron multitud de Unidades para dar protección a infraestructuras criticas para el funcionamiento de la Nación, incluso podríamos considerar las inundaciones que se han sufrido en el Levante, como tales, ya que infinidad de efectivos de la Guardia Civil, Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire, Brigada Paracaidista, no dudaron un momento en presentarse de manera voluntaria para ayudar a nuestros conciudadanos.
Pero en este caso en el Cuartel General del que es responsable el General Ezpeleta que en la gala de entrega de los “Premios Sabino Fernández Campo, que conceden ABC y BBVA” allá en 2015, decía “En todos mis años de servicio nunca he visto a un compañero dar un paso atrás”, parece ser él el que ha dado un paso atrás y se pone en una clara situación de incumplimiento de las reales ordenanzas, por no tener una previsión de personal, acorde a su misión encomendada.