domingo, 24 de noviembre del 2024

El tiempo perdido de Margarita Robles

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La Señora Ministra de Defensa, aquella que decía “Hay que mejorar la calidad de vida de los hombres y mujeres que integran las Fuerzas Armadas, que deja mucho que desear”, parece dejar de lado ese mensaje para centrarse en una actitud de pasividad, una lección que parece haber aprendido muy bien de sus generales.
Esta es la sensación que se tiene cuando se conoce que, desde enero de 2019 gracias al trabajo de la asociación Cuestión de Justicia y Honor, existe una solicitud de comparecencia en el Congreso de los Diputados (Registro General de Entrada del Congreso de los Diputados Nº 0122654 de 28.01.2019), para que el Jefe del Estado Mayor del Aire, el Sr. Javier Salto Martínez-Avial, el máximo responsable de los aviadores españoles, dé cuentas del incremento de las bajas y perdida de la condición de militar por condiciones psicofísicas así como su impacto en la operativa de ese ejército.
Hemos pasado de una actitud constructiva a un estado de ánimo en el que mejor dejar pasar las cosas que afrontarlas y ponerles remedio, una actitud que contrasta notablemente con aquellos casos en los que la ministra tenía un interés personal como el de la cabo Teresa Franco a la que sí le mejoró “su calidad de vida”, hoy segunda en el ayuntamiento de Murcia por el PSOE tras librarla de un expediente de expulsión por falta de profesionalidad y de no iniciarle expediente por romper su deber de neutralidad política.
Queremos pensar que esto está condicionado por el equipo de trabajo que rodea a la señora ministra, que hace de cortafuegos para que los problemas que soportan sus subordinados, no lleguen a su mesa, ya que de no ser así estaríamos ante un grave caso de incumplimiento del deber del funcionario público.
¿A caso no está suficientemente justificado con un escenario generado por los últimos accidentes de aeronaves, por la descoordinación de los servicios médicos en cuanto al control de las patologías de sus militares, o por la falta de seguridad jurídica dentro del ejército y en los tribunales militares (hablamos de distintas interpretaciones ante iguales o muy similares circunstancias según a quien señale la responsabilidad de los hechos)?
¿No sería este el marco ideal para preguntarle a ese Jefe de Estado Mayor, por cierto alguien que está acusado de ocultación de pruebas en los accidentes de los helicópteros del SAR, por todas esas irregularidades en lugar de esconderse en la falta de formación de gobierno para eludir su comparecencia?, falta de formación de gobierno que no le ha impedido tomar acciones en casos como el que antes hemos mencionado.
Señora Ministra el trabajo que hacen los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas bien vale su lealtad, y que por lo menos no permita que sus generales se escondan eludiendo el acto más digno de un militar, el que ellos mismos exigen a sus subordinados… dar la cara y asumir responsabilidades.
Es hora de que realmente se pongan en funcionamiento protocolos que mejoren esas condiciones laborales a las que usted se refería y de que los responsables respondan.

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