El despotismo de Alberto o Albert Rivera e Inés Arrimadas a lo largo de estos años, especial y significativamente en Catalunya, se le va a volver en contra este 10-N. Afrontan los peores pronósticos en unos comicios de los últimos años haciendo a la desesperada un llamamiento a la movilización del “voto constitucionalista”.
Rivera ha evitado confrontarse seriamente con los líderes del PP y Vox y se ha reafirmado en su predisposición para facilitar un ejecutivo si los resultados le son desfavorables. Sabe que solo va a ser útil como extrema derecha que no aporta nada políticamente si se alía con la derecha popular y la franquista de Vox.
Piden a la ciudadanía constitucionalista que salga a votar en masa, pero es bien sabido que cuando ha habido más votantes en unos comicios (a más precariedad, menos ganas de votar) es cuando más escaños han sacado las izquierdas. Otra cosa es que un nuevo partido, como le paso a Ciudadanos y ahora le pasa a Vox, puedan dar la sorpresa.
Como dicen que esta sociedad solo sobreviven los fuertes, o sea, los que mejor saben adaptarse a los cambios que te aventura la vida, Albert Rivera, y la cabeza de lista en Barcelona, Inés Arrimadas, han dejado en un segundo plano la disputa por la hegemonía del bloque de derechas y se han erigido como la opción “liberal, moderada, moderna y valiente”, dirigiendo las críticas hacia el candidato del PSOE, Pedro Sánchez.
Pero ya es demasiado tarde, Ciudadanos, se ha quedado en medio de las dos derechas. Aunque alguna saque menos votos que Cs. Con el halo de ser un partido no dejar impronta alguna en cuanto a propuestas políticas, más allá del odio que destila hacia la mayoría de los catalanes. Se le agotó el tiempo del postureo y de la catalanofóbia.
La prepotente y nula demócrata Ciudadanos, cierra la campaña más corta de las últimas citas electorales y la más amarga para el partido de Albert Rivera. En todas las encuestas salen malos pronósticos para Ciudadanos de los multiples sondeos publicados hasta el momento. Aunque el partido de Rivera quita importancia alegando que «siempre» las supera en las urnas.
Ni la escalada de brutal beligerancia hacia el independentismo catalán después de la sentencia, ni la estrategia de hacer un cuerpo a cuerpo con el Partido Popular y Vox ha servido para que las encuestas suavicen la debacle que pronostican para el partido naranja. Y que, todo apunta, será histórica…