El ascenso que auguran las encuestas a Vox, debido entre otras cosas, a la decadencia política en España que permite el fascismo, el tema Catalunya que no se sabe gestionar desde Madrid, las protestas por la infame sentencia del 1-O, etc, que han hecho encrespar la campaña electoral ‘expres’ de estas elecciones del 10-N y dejar a ese partido como única tabla de salvación para el resto de ciudanos de fuera de Catalunya.
La campaña ha estado marcada por el protagonismo de los mensajes fascistas del partido de Abascal, los tropiezos de Pedro Sánchez, sobre todo arrogándose el control de la Fiscalía y el hipotético hundimiento de Ciudadanos que prevén los sondeos, que también alertan de un frenazo en el crecimiento del PP por el efecto de Vox. A ello se suma la pelea de Pablo Iglesias por minimizar los daños por la irrupción del partido de Íñigo Errejón.
A pesar de los cuatro debates electorales televisados, la semana de contienda electoral se resume en que ha habido poco debate de fondo, pocas novedades programáticas y muchas consignas.Pero los resultados de las encuestas no auguran que se vaya a producir un desbloqueo en la formación de gobierno por que ni el bloque de izquierdas, ni el de derechas sumarían suficiente para ello.
En cualquier caso, no augura unos resultados que permitan desbloquear la situación y formar un gobierno con rapidez, mientras no se traicionen las ideologías y hay complots y pactos antinatura. Aunque en la camara baja española todo es posible, se espera que el fascismo no sea representativo en la política española, porque sería su absoluta disolución como Estado Democrático.