El ex Comisario Villarejo y sus compinches ayudaban, a la vez que chantajeaban, a importantes nombres en el mundo de las finanzas de la España postfranquista, como Francisco González, ex presidente del BBVA; los navieros Pérez Maura, o los dueños de la lujosa urbanización La Finca y de la promotora Procisa contrataron a los comisarios Villarejo, García Castaño y Salamanca porque tenían problemas con la justicia.
El ‘lobby de socorristas’ del Ministerio del Interior, según Publico, aparecían en el momento justo y si los clientes ya no tenían problemas, había que «currarse el espanto”. Esto es: “Advertir al cliente” de la existencia de continuas y sucesivas informaciones perjudiciales (verdaderas o falsas) junto con la amenaza de su publicación o judicialización.
Villarejo y su equipo ametrallaban, a sus clientes en cartera con dificultades judiciales, con una serie de ‘consejos’ en los que iban deslizando una “espiral de informaciones perjudiciales” (en ocasiones se leen amenazas directas) de las que ha tenido conocimiento a través de “fuentes fiables”.