Que a España le gusta lo militar no es una salvedad, ni siquiera es ya noticia, datos contrastados despues de 40 años de dictadura. Pero que en etapa constitucionalista cuatro generales logren asiento en el Congreso de los Diputados desde las elecciones generales del pasado domingo, es algo a tener en cuenta. Bien, al fin y al cabo, aunque suene irónico, el garante de la Constitución son Las Fuerzas Armadas.
Tanto a los Generales, a los militares en definitiva, como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado, no les gustan los políticos. De hecho no les gusta la política. Les gusta más el acatamiento militar de su mundo castrense de arriba a abajo. Da para más anarquía dentro de su ordenamiento. Y si es así, ¿por qué se sumergen en el epicentro de la vida civil política de sus Cortes Generales o Parlamento, la Camara Baja?
Los Generales Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu del PP, y Manuel Mestre Barea y Agustín Rosety de Vox, revalidaron el escaño obtenido en los comicios del pasado mes de abril, mientras que el general Alberto Asarta Cuevas, también de Vox, entra como nuevo diputado.
También repite por cuarta vez la socialista Zaida Cantera, excomandante del Ejército de Tierra que renueva su escaño con el Partido Socialista.
Díaz de Otazu ha obtenido el único diputado en liza en la ciudad autónoma de Melilla. Mestre, Rosety y Asarta acudían a las elecciones como cabezas de lista de la formación que preside Santiago Abascal en las provincias de Alicante, Cádiz y Castellón, respectivamente.
En un Estado, llamemosle normal y democrático, no debería pasar nada porque militares -ahora ya hay cinco- alcancen un escaño en el máximo organo de representación de sus ciudadanos, pero aquí nada es normal. Veremos que depara un Congreso cada vez más cargado de ultradrecha proclibe a la militarización con la llegada de Vox…