La catalanofóbia es endémica en España, como la gripe. Esta semana, se ha hecho pública la condena de la Audiencia de Sevilla contra diecinueve ex altos cargos de la Junta de Andalucía (entre ellos, el ex presidente y ex consejero de Economía y Hacienda, José Antonio Griñán, y el también expresidente Manuel Chaves) por el caso de los ERE de Andalucía.
Las penas de prisión del caso vinculado con la corrupción y la malversación de más de 850 millones de euros son más bajas que las de los presos políticos catalanes, pero -no contento con ello- el españolismo más ultra todavía hace mofa.
De hecho, uno de los periodistas más reconocidos de la caverna, Carlos Herrera, ha publicado un «Llibertat Presos Polítics Andalusos» -«Libertad Presos Políticos Andaluces»- en su Twitter y muchos otros (como el hasta hace poco líder de Cs, Albert Rivera) le aplaudieron. El presentador de la COPE se ríe aún más diciendo que «es justo». Como si malversar dinero público y votar organizando un referéndum, fuera lo mismo.
La caverna casposa utiliza a la ‘retraida’ Andalucia para que haga de altavoz con el fenómeno de la catalanofóbia de cara al exterior, como este periodista andaluz, ahora desde Madrid. Donde Andalucia tiene para esa gestión a un catalán, Enric Millo, ex delegado del Gobierno de Rajoy en Catalunya fichado por la Junta como secretario general de ‘Acción Exterior‘. ¡A quien Dios se lo de, San Pedro se lo bendiga!
Hay q reivindicarlo. Es justo. pic.twitter.com/vifgBdr6DE
— carlos herrera (@carlosherreracr) November 20, 2019