Juan Antonio González Pacheco más conocido como «Billy el Niño«, es un antiguo miembro de la policía franquista, e inspector del Cuerpo Superior de Policía. Conocido por las palizas y los malos tratos que infligía a los detenidos durante los interrogatorios en la sede de la Dirección General de Seguridad, en la madrileña Plaza del Sol.
Ahora, la empresa de seguridad de Billy el Niño, facturó casi 700.000 euros durante el periodo en el que el inspector jefe Constancio Riaño, imputado en el caso Villarejo, estuvo destinado a la sección encargada de pedir datos confidenciales de empresas privadas y administraciones públicas, entre 2010 y 2016. Así se desprende de una investigación del digital ‘eldiario.es’, que explica que Riaño confesó al juez Manuel García-Castellón que había entregado datos de matrículas y teléfonos a su «amigo» Billy el Niño para que el miembro de la policía franquista acusado de torturas se sentía «amenazado».
Constancio Riaño está imputado en el caso Villarejo acusado de aprovechar su cargo en la lucha antiterrorista para entregar información confidencial (bajo mano) sobre organismos públicos, empresas telefónicas y bancos en la banda del ex comisario preso, con la que éste elaboraba dossiers que luego vendía a precios millonarios. Billy el Niño disfruta de una pensión como inspector de Policía aumentada aún más por las medallas al mérito concedidas durante su carrera. Además, durante casi dos décadas, el policía sumó a estos ingresos los obtenidos por ‘Servicio de Prevención de Atentados y Secuestros’ (SPAS S.L), una especie de consultora de seguridad que, según fuentes policiales, también elaboraba informes contra terceros.
Riaño explicó a los juzgados que él facilitaba información a Antonio Bonilla, otro policía retirado y colaborador de Villarejo, por orden de su superior directo, el comisario Enrique García Castaño (que lo niega), porque creía que eran para investigaciones antiterroristas. Por otra parte, aseguró que los datos que entregó a Billy el Niño eran para que se protege de los seguimientos y el supuesto acoso que estaba viviendo. También dijo que la información que facilitó a su «amigo» no era confidencial porque cualquiera puede obtener el titular de una matrícula pagando «dos euros y medio a Tráfico». A continuación reconoció que también averiguar el titular de números de teléfono para González Pacheco. Finalmente, afirmó que lo hizo porque su «amigo» no podía acudir a la policía por el «desprestigio» al que le han sometido los medios de comunicación.
Constancio Riaño dejó la policía para convertirse en jefe de Seguridad de La Caixa en Barcelona durante dos décadas. Según fuentes de la lucha antiterrorista, en 2010 volvió a entrar en la puerta giratoria para volver al Cuerpo y fue destinado al frente de la Sección de Relaciones Institucionales de la Comisaría General de Información (CGI), la estructura antiterrorista. Relaciones Institucionales está enmarcada en la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) que dirigía Enrique García Castaño. Riaño llegó a la CGI en 2010 y permaneció allí hasta su jubilación en 2016 y -en su declaración- no negó haber facilitado más información confidencial a otros ex policías aparte de Billy el Niño o Villarejo.