Si existiera un pacto no conocido entre el PSOE de Ferraz y ERC se podría entender el porqué de la consulta interna del partido de Junqueras, que acaba de concluir con un 94,6% de apoyo a la respuesta esperada por los convocantes. El esquema mental se resumiría en “todo controlado”.
Como no consta tal entente, en un primer momento podría pensarse que se trataba de dar la palabra a los afiliados para resolver discrepancias internas, pero la casi unanimidad conseguida descarta esa hipótesis, y más bien parece que han orquestado una demostración de fuerza y unidad ante el PSOE, y también ante sus enemigos íntimos, los de Puigdemont. Podría tratarse de una reacción de autoafirmación tras el 10N, al perder ERC el 13,3% de su fuerza parlamentaria, mientras los de JxCat la incrementaron en un 14,3%.
Si así fuera, es probable que la dirección de ERC tenga muy difícil mantener el no radical a la investidura a que le han obligado sus bases, especialmente en caso de que Sánchez se invente algún truco que le sirva para convertir en papel mojado la enrevesada pregunta de la consulta. Esto es algo que terminará ocurriendo, pues el socialista necesita, como el aire que respira, que nadie le pueda acusar de haber cedido a ninguna presión, y menos de los independentistas.
(O nos hallamos ante las previas del funeral por el “régimen del 78”).
En cambio, la posición de Sánchez ante sus peores enemigos, los “amigos” que hace tres años le obligaron a dimitir, sería hoy mucho más sólida si, tal como hizo con Iglesias, hubiera convocado a una ERC que acababa de retroceder en las urnas. ¿O acaso pensaba Sánchez que se iban a quedar callados hasta el día de la investidura?
En resumen, puede que la consulta de ERC no termine siendo más que una acción que le permitirá a Sánchez demostrar, una vez más, que sabe decir una cosa donde dijo otra distinta, como hacen todos los políticos para sobrevivir. Desde aquí solo podemos recordar que Podemos también hizo una consulta a los inscritos sobre la investidura de Pedro Sánchez. Ocurrió cuando los de Iglesias tenían bastantes más del doble de diputados que ahora.
Ayudan a la tesis del pacto oculto entre ERC y PSOE de Madrid las reacciones sucesivas y también contradictorias de Iceta, que un día compite con el PP y hasta con Vox criticando la Educación y TV3 para pescar entre “ciudadanos” que buscan otro futuro y, al día siguiente, es decir, 24 horas después, parece convocar a las bases de ERC para que cambien y se apunten al PSC, proclamando que Catalunya es una nación y España un estado plurinacional.
Por una parte, parece que Iceta necesita imperiosamente protagonizar cada momento, aunque provoque la revuelta interna contra Sánchez, tal como ha vuelto a ocurrir, pues no le premiaron sus “colegas” barones por lo de criticar a TV3, pero sí le castigaron por lo de creerse nación, o sea, más que ellos, que qué mala es la envidia.
Por otra parte, se ha vuelto a demostrar que en los ríos revueltos hay que emplear toda clase de cebos.
Abonan también la tesis del acercamiento entre ERC y PSOE las dos derrotas de Junqueras frente a Puigdemont cuando, siempre tras el 1-O/2017, han competido ambos en su campo de “batalla” natural, Catalunya. Me refiero a las autonómicas del 21 de diciembre de 2017 y a las europeas del 26 de mayo.
Precisamente, Rufián acaba de proponer una primera fase de diálogo comenzando, que casualidad, con una “mesa de partidos” que ERC limita al PSOE y a ellos mismos, afirmando que es lo que toca porque son los dos triunfadores en España y Catalunya. ¿Y si Sánchez quisiera también a Iglesias?
Rufián nunca ha sido inocente, y tampoco sabe disimularlo: al autoproclamar triunfadores a los suyos está concediendo más valor a la representación parlamentaria de los catalanes en el Congreso de Madrid que en la Generalitat donde, por cierto, el President se llama Quim Torra.
¿Un error material de Rufián, o un lapsus revelador de la política de ERC, que pone los intereses del partido dentro del régimen del 78 por encima de los de la causa que, contra viento y marea, defienden con el resto de independentistas?
Por cierto, ¿no está muy callado Pablo Iglesias desde el día del abrazo? No me extrañaría que estuviera siendo el primer “relator” de unas intenciones que necesitan ocultarse, o el trio de Colón volverá a las andadas.
A la vista del estado de las relaciones entre JxCat y ERC es el momento de felicitar a Antonio Papell, uno de los opinantes más prolíficos que, desde sus columnas, ha realizado tal aportación a la causa de construir desconfianzas y recelos entre los de Junqueras y los de Puigdemont que sus deudores, los españolistas, no le podrán pagar jamás.
En “La emancipación de ERC” realiza un recorrido histórico que comienza con Tarradellas y Suárez y en el que escribe cosas como esta: “Por decirlo más claro, no hay razón para que ERC enajene su respetabilidad manteniendo una fraternidad injustificable con los Puigdemont y los Torra, que exhiben un nacionalismo identitario a la vieja usanza romántica, emparentado con otros nacionalismos reaccionarios y racistas de amargo recuerdo que lanzaron al abismo a la humanidad el siglo pasado”.
He subrayado lo de la “respetabilidad” para pedirle a Papell que, él, se siga limitando al uso de la palabra para divulgar sus deseos porque, aunque haya bestias que al leer tales excesos les den ganas de matar independentistas, como él no se llama Valtonyc, por ejemplo, nadie le acusará de enaltecer terrorismos.
Y ya que nos hemos puesto pedigüeños, para la próxima vez que Papell haga recorridos históricos sobre Catalunya no debería olvidarse de hacer mención al desastre absoluto de la política de PSOE y PP durante tantos años, que terminó alumbrando la coalición electoral Junts x Sí, triunfadora en septiembre de 2015 y con la que el independentismo cargó unas energías renovadas que distan mucho de agotarse.
Para terminar, tres noticias desde Europa que han sido casi ignoradas por los digitales más españolistas.
La primera, la del rapero, con el abogado del TJUE sacando los colores a la Justicia españolar por una aplicación inaceptable de retroactividad contra el penado.
La segunda, la no admisión a debate en el Parlamento Europeo de la propuesta de Vox para incluir los CDR catalanes en el listado de grupos terroristas, con una actuación vergonzante del López Aguilar, del PSOE y presidente de la Comisión, interrumpiendo a Diana Riba, independentista.
Y la tercera, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de Estrasburgo, condenando al TC de España por no admitir a trámite recursos de amparo de dos miembros de ETA, habiendo sido ya condenado, nuestro TC, por lo mismo y por el mismo TEDH un año antes, en aquel caso violando los derechos de otros tres condenados. Sentenciado por Europa, y reincidente, nuestro Tribunal Constitucional.
Parece que la investidura de Sánchez estará atravesada por novedades desde Europa que van a colocar al próximo gobierno ante un panorama que muchos no van a poder soportar.