La España represora y franquista dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sigue tan en su línea como siempre. La Benemérita no es ajena a no entender que en pleno siglo XXI la democracia y la trasparencia valen más que cualquier medalla o mérito para su ego.
La Sala Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la suspensión de empleo y sueldo por diez días de un guardia civil destinado en Melilla que alcanzó cierta notoriedad pública en abril de 2017 por una actuación aparentemente heroica relacionada con el rescate de varios menores inmigrantes de el interior de una cueva que se había incendiado. La investigación encaminada a otorgarle la Cruz del Mérito de la Guardia Civil desvirtuó su versión y fue finalmente sancionado.
Los hechos tuvieron lugar el 16 de abril de 2017, cuando el guardia civil participaba en una actuación en la llamada Costa de la Alcazaba contra dos menores que habían sustraído una mochila del interior de un vehículo. Al llegar a una zona de cuevas del agente se dio cuenta de lo que parecía ser un incendio y según el informe oral que hizo a sus superiores -y al Delegado de Gobierno en Melilla- entró en la cueva de manera heroica al lugar y auxilió y rescató a varios menores que presentaban síntomas de intoxicación.
Informó falsamente a sus superiores
La información abierta para otorgarle la distinción reveló una sorpresa, ya que aparecieron testigos que explicaban una versión muy diferente. Las pesquisas concluyeron que el agente no rescató a ninguna persona de la cueva, «es más, no llegó a entrar, limitándose a actuar hasta donde le exige su condición de guardia civil, sin poner en riesgo su vida, ni salvando a terceros». Es decir, todo un fraude.
Tras ser sancionado por el Tribunal Militar, el agente acudió al Supremo alegando que el procedimiento había vulnerado su presunción de inocencia, si bien el alto tribunal afirma que no alberga duda sobre la certeza de los hechos que se le imputan.
Pero el Tribunal Supremo tampoco le dio la razón y recuerda las mentiras que éste explicó el delegado del Gobierno en Melilla y los periodistas que le entrevistaron para diferentes medios de comunicación locales y nacionales «por su aparente heroísmo».
«Esto es, haber emitido informe a sus superiores acerca de su participación en un rescate de menores inmigrantes en una cueva, con un incendio en su interior, que no se ajusta a la realidad de lo acontecido», confirma el Supremo. Un fracasado impostor en toda regla.