Carles Puigdemont ha defendido en un artículo de opinión en ‘The New York Times’ la viabilidad de una Cataluña que «sería mejor» como estado independiente bajo el paraguas de la Unión Europea. El expresidente de la Generalitat considera el referéndum del 2017 un recuerdo «crítico» de la importancia de la soberanía para los estados pequeños y las regiones autónomas del mundo.
Subraya que, «en lugar de establecer un deseo por el control», mantener o actualitzacr las fronteras «debería ser un ejercicio de democracia y descentralización» que permitiera las poblaciones «marginadas» desbancar las fronteras «impuestas por la historia». En lugar de eso, recuerda la actitud española ante la crisis catalana y lamenta que ha sido modelo en Turquía y en China.
Para Puigdemont la línea «autoritaria» de España está siendo emulada por países como Turquía, donde el gobierno ha «justificado» el cese de cargos electos kurdos diciendo que «seguía la huella española». Y añade que en China se ha defendido que la violencia policial en Cataluña «legitima su represión» contra los manifestantes de Hong Kong.
Este modelo «antidemocrático» de afrontar las disputas fronterizas o los movimientos independentistas establece un precedente que «provocará problemas territoriales» en todo el mundo, dado que «valida la violencia institucional contra las minorías».
En contraposición, Puigdemont recuerda las vías canadiense y escocesa. «Permitir» dos referéndums en Quebec, 1980 y 1995, o organizar un voto como el que acordó Gran Bretaña, «no sólo son ejemplos» de democracia, sino también «un principio» para los países del mundo a la en torno a la forma en que se han de resolver, a su juicio, las disputas territoriales.
Finalmente, Puigdemont ha defendido que la ciudadanía debería estar «al frente» de la redefinición de las fronteras del mundo. «Si pueden elegir su propio futuro, los estados que obtengan la independencia por medios no violentos y democráticos abrirán el camino para que la democracia liberal florezca en todo el mundo», consideró.
