El president legítimo en el exílio de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha convocado una cumbre urgente para el próximo 9 de diciembre del PDeCat. Todos los diputados y senadores de JxCAT deben acudir a Waterloo para recibir directrices y valorar la actualidad política.
Es una jugada estratégica que, en realidad, tiene dos vertientes. Por un lado estudiar la coyuntura política y, por otro, abortar quien sigue siendo el lider. Una parte de Junts per Catalunya (JxCAT), pero especialmente una parte importante del PDeCAT, ve como todo se decide desde Bélgica y se plantean introducir nuevos cambios en la dirección.
Según se ha podido conocer por diferentes medios, esos cambios puede producirse en el consejo nacional del PDeCAT que se celebrará el próximo 14 de enero. Los críticos quieren recuperar poder y terreno, abandonando el ‘representacionalismo presidencialista’ que, a su juicio, ha llevado al partido heredero de Convergència, la mayor formación catalana en sus tiempos, con encontrarse atada de pies y manos, por tener a su lider en Bélgica, y a ERC por encima.
Puede o no, ser el cambio pendiente tras el exílio, pero el President se encuentra muy fuerte desde la Casa de la República en Waterloo. Después de las cribas de este, apartando de las listas a los moderados independentistas, toca ver que planteamientos hacen los más ‘críticos’ con todo. No es facil ni para el PDeCat, ni para ERC, administrar las riendas del partido teniendo a sus lideres, uno en el exílio y el otro en prisión.
