La suspensión del concierto programado por Amstel Arts para este pasado sábado, motivado por el perfil ideológico de los grupos contratados va a traer cola. El comunicado elaborado por los representantes de los grupos afectados y difundido el viernes, horas después de ser censurados, denunciaba que el concierto había sido suspendido unilateralmente por Amstel Arts-Heineken por «motivos políticos e ideológicos», atribuido al perfil combativo de las letras de los grupos actuantes, en especial de los catalanes de Ebri Knight.
Este grupo, nacido en 2003 en el Maresme, que canta indistintamente en catalán y castellano, había cerrado su cita el 11 de abril con Heineken, en el emblemático edificio “Veles i Vents”, en la Marina de Valencia, para presentar su último disco, Guerrilla, reforzando su compromiso político y exitoso estilo folk tradicional, que le ha llevado de gira a las mejores salas del Estado español y Europa, donde destaca además por su fuerza canciones como Vientos del Pueblo.
Ebri Knight llevaba como telonero al grupo valenciano Herba Negra, nacido en 2015, que apuesta por la música negra y el rap, y que también dedica su repertorio a la denuncia social cotidiana, dirigido a una generación que no ha vivido otra cosa que las políticas del despilfarro y el abuso.
Cartel en el que se anunciaba el concierto.
Por su parte, la Amstel Art, la entidad que gestiona el espacio público de Veles i Vents, —propiedad del Ayuntamiento de Valencia, la Generalitat Valenciana y el Estado— donde estaba previsto el concierto, reaccionó de inmediato argumentando que la suspensión no obedecía a cuestiones políticas, solo a razones administrativas. Según Amstel Art, cuya sala de conciertos ocupa la primera planta del singular edificio de la Marina de Valencia, el concierto no fue autorizado “porque no habían recibido la información necesaria y la documentación requerida a tiempo, lo que incluía una póliza de responsabilidad civil”.
Asimismo, la empresa afirma que «Amstel Art es un espacio abierto de cultura contemporánea, en el que hay cabida para todas las disciplinas artísticas y convergen todos los públicos que representan la escena cultural actual. Amstel Art cumple rigurosamente con todas las medidas de seguridad necesarias para garantizar que cualquier evento celebrado en sus instalaciones respeta la legislación vigente”.
«Fomentan la violencia y el independentismo»
Según ha sabido Las Repúblicas, los acontecimientos que derivaron en la suspensión del concierto de Ebri Knight y Herba Negra fueron, sin ningún género de dudas, razones políticas e ideológicas. Y estas tuvieron su origen tras el escrito enviado por “Avant Valencians”, un partido político de “centro moderado” irrelevante, vinculado a la ultraderecha anticatalanista valenciana.
Este escrito estaba dirigido al director de Amstel Art, Alejandro Rodríguez Castillo, en el que le advertían de la supuesta “peligrosidad social” de los grupos programados para actuar el sábado, y le recomendaban que suspendiera la actuación.
a carta publicada y remitida por el presidente de Avant, Vicente Bellvis, se afirma que “nos sorprende que un grupo [Ebri Knight] que fomenta el odio a otras ideologías, y fomenta el independentismo catalán y su idea de los falsos países imaginarios para construir sobre esa entelequia una afrenta al estado, a la Unión Europea y contra los propios valencianos, contra la Constitución Española y nuestro propio Estatut de Autonomía, nos sorprende tenga cabida este “acto” en sus instalaciones”.
Asimismo, añade que “pensamos que la Cultura ha de ser un vehículo social de expresión de Libertad, de Respeto, de sentimiento, pero nunca ha de utilizarse, como bien utilizan estos grupos para disfrazar sobre los valores de LIBERTAD una imposición ideológica que es más próxima al fascismo (sic), donde si no piensas como ellos, no tienes cabida y se fomenta el odio entre las personas”.
“Es por ello —concluye la carta— que les rogamos rectifiquen y les indiquen que en unas instalaciones que fomentan la Cultura y la Libertad, en una espectacular marina de Valencia de la que todos los valencianos nos sentimos orgullosos, NO TIENEN CABIDA ciertas actitudes más próximas a coartar la libertad y ensalzar un determinado fascismo (sic) provocando más odio entre las personas. No entenderíamos que se utilizase las instalaciones para fomentar esa “guerrilla” con ese lenguaje belicista que contraviene los ideales de PAZ SOCIAL, IGUALDAD y RESPETO. Esperando su contestación reciban un cordial saludo del equipo de Avant”.
Llama la atención sus calificativos de “fascistas” al referirse a activistas de izquierda, precisamente cuando ellos mismos estuvieron junto a los nazis de Yomus en la contramanifestación violenta con motivo de la Diada del País Valencià del 9 de octubre. Pero también llama la atención su ignorancia acerca de los autores de las letras en las que se inspiran las canciones, obra de grandes poetas españoles como Alberti, Miguel Hernández o Antonio Machado.
La versión del director de Amstel Art
El director de Amstel Art, Alejandro Rodríguez, natural de Jaén, uno de los 187 apoderados mancomunados solidarios de Heineken en España —según nos confirmaron en sus oficinas de Ámsterdam— empezó a tomar conciencia de la denuncia, a menos de 48 horas de la fecha del concierto.
Ya había recibido la información de Avant en su correo y también le habían informado de que había sido publicada la carta en varias webs afines. Es entonces cuando empezó a rastrear la información en redes de ambos grupos, tanto el catalán como el valenciano, para conocer sus perfiles, su música y bagaje. Y es durante el jueves 17 de mayo, a dos días del concierto, cuando se “desata la tormenta”.
El director de Amstel envió varios emails a los organizadores y representantes de los grupos en un tono muy agresivo: “Como comentaba esta mañana tener (sic) muy claro que no se hará el concierto si no tengo copia de la póliza de responsabilidad civil y el documento firmado que se nos exima completamente de cualquier responsabilidad”.
Asimismo, añade Rodríguez en el email: “en lo sucesivo no se hará ningún concierto que no este previamente aprobado por mi para los cual necesito saber contenidos, grupos, estilos, plan de comunicación, etc con suficiente antelación.
Según los representantes de los grupos “las pólizas ya estaban firmadas y enviadas siguiendo sus instrucciones, y lo hicimos, aunque era la primera vez en dos años trabajando con ellos que nos pedían suscribir este seguro de responsabilidad civil”.
En el cuarto párrafo, el director de Amstel Art advierte, no obstante, que “aún teniendo los documentos que me faltan está COMPLETAMENTE PROHIBIDO HACER REFERENCIAS y ALUSIONES POLITICAS Y RELIGIOSAS DE CUALQUIER SIGNO!!!, NI VENTA DE NINGÚN TIPO DE OBETOS PROMOCIONALES QUE HAGAN ALUSIÓN A ESTO QUE COMENTO. PROHIBIDO COLOCAR SIMBOLOS, ETC”.
Para zanjar el email añade que “todo esto que os digo debe también aparecer en un documento donde garanticéis que bajo ningún concepto esto podrá suceder. No me gusta nada lo que he visto en Facebook…”, concluye el último email que escribe Alejandro Rodríguez a los representantes y empresas de contratación. La siguiente comunicación es vía Whatsapp para comunicarles una hora después que el concierto quedaba suspendido sin más explicaciones.
A tenor del contenido del email enviado a los representantes de los grupos, cabe pensar que Alejandro Rodríguez algo debió ver que le resultara realmente grave como para poco después comunicar unilateralmente la suspensión del concierto del sábado, que para los grupos y su producción supone un duro golpe en lo profesional y en lo económico.
La pregunta era obvia, ¿qué era aquello que no le gustó al director de Amstel Art? En conversación telefónica mantenida el sábado, el director Amstel Art afirma que “no he visto nada en Facebook”. Al insistir, advirtiéndole que teníamos en nuestro poder el email original donde tal expresión suya constaba, su respuesta no varió “no he visto nada”, remitiéndose sistemáticamente al comunicado del viernes que responsabiliza a los representantes de los grupos “la no realización del concierto ya que les faltaba por entregar copia de la póliza de responsabilidad civil”. Porque, para el director de Amstel Art, no hubo suspensión “porque no se puede suspender algo que no estaba cerrado”.
Una de las canciones más emotivas del último disco de “Ebri Knight”, y que iba a presentar en Valencia, es “Vientos del Pueblo”, basada en el poema que Miguel Hernández escribió en 1937, cuando combatía en Jaén contra los golpistas del bando nacional que se alzó contra la II República.
La confirmación de las presiones de los grupos catalanófobos han sido admitidas por estos mismos a lo largo del fin de semana, congratulándose de haber sido ellos los causantes de la censura. Tanto mediante un comunicado en su propia página web como en un digital afín, se cuelgan la medalla de haber reventado el concierto y admiten su comunicación con la sala para promover el boicot: “Es por ello, que les rogamos a AMSTEL ART el pasado jueves, que cancelaran este concierto. (…) Agradecemos a AMSTEL ART que haya escuchado nuestras alegaciones y cancelado el concierto. “
La izquierda prepara acciones contra la censura
Esquerra Unida del País Valencià ha manifestado su repulsa por la censura por motivos ideológicos aplicada por parte de la empresa que gestiona la sala Amstel Art, Heineken, al cancelar el concierto de los grupos musicales Ebri Knight y Herba Negra Veles i Vents de la Marina de Valencia. Para la coordinadora general de EUPV, Rosa Pérez Garijo, «se trata de un nuevo capítulo de la caza de brujas que se ha puesto en marcha en el Estado español por parte de las fuerzas más conservadoras que tiene que encontrar una respuesta contundente de los partidos progresistas; y en caso de no actuar, estarán tácitamente colaborando con esta peligrosa persecución ideológica».
Por su parte, la coordinadora de EUPV en la ciudad de Valencia, Rosa Albert, afirma que «los gestores de una sala pública no son quiénes para tomar una decisión que atenta contra los derechos más fundamentales, como son la libertad de expresión y la pluralidad de opiniones políticas. Si la ideología que expresan estos grupos de música no les gusta, pues allá ellos; pero impedir que puedan expresarla es un acto de censura autoritaria que no puede tener cabida ni en un espacio público ni a una sociedad plural y democrática».
En este sentido, desde EUPV se exige al Consorcio de la Marina de València, formado por Ayuntamiento, Generalitat y gobierno central, que «adopte medidas contra la censura ejercida por la empresa que gestiona la sala, puesto que supone un precedente muy grave permitir que el criterio ideológico de determinados programadores pueda imponerse por encima de derechos fundamentales», en palabras de Rosa Pérez Garijo.