La Historia es así, suele repetir pasajes ya vividos. Tras la caída de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1930, y con la convocatoria de elecciones municipales el 12 de abril de 1931, la oposición antimonárquica se une en el Pacto de San Sebastián. Socialistas, republicanos, nacionalistas catalanes y antiguos miembros de los partidos dinásticos firman el pacto en el que se comprometen a promover la proclamación de la República.
El resultado para la Conjunción le otorga 26.563 concejales a nivel nacional, la gran mayoría en los núcleos urbanos, frente a los 40.275 concejales monárquicos, mayoritarios en las zonas rurales, fácilmente manipuladas por los caciques locales. Las candidaturas republicano-socialistas triunfan en 41 capitales de provincia y rápidamente se proclama la República en todo el territorio español….
Ahora la investidura de Pedro Sánchez -que previsiblemente, tendrá lugar el próximo martes 7 de enero- para el primer gobierno de coalición progresista –con la ‘colaboración’ entre republicanos y socialistas casi 100 años despues desde la segunda República- ha provocado la reacción de la derecha -tanto la estatal como la catalana- en su contra. Con una ultraderecha en liza. ¿Se repite o no la Historia?
Partido Popular, Vox y Ciudadanos llevan utilizando un lenguaje catastrofista catalanofóbico desde que se hicieran públicas las negociaciones, criticando que se está «traicionando» a España por meter a Esquerra Republicana en la ecuación.
Los socialistas y Unidas Podemos necesitaban la abstención de la formación independentista para que el Ejecutivo echara a andar. Sánchez también les pidió colaboración al PP y Cs para lograrlo sin depender de los nacionalistas, pero tanto Pablo Casado como Inés Arrimadas se negaron en redondo.
Entonces, culparon al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias: «No podemos abstenernos con él de vicepresidente», zanjaban. Desde que se anunciara el pacto entre socialistas y ‘morados’ 48 horas después de la noche electoral del 10 de noviembre, en el PP mostraron su máximo rechazo e incluso llegaron a pedir la dimisión del presidente en funciones responsabilizándole de la repetición electoral.
Las derechas cada vez más ultraderechas -no hay diferencias entre ellas- están desquiciadas. En este mes y medio los ‘populares’ no han dado su brazo a torcer respecto a la posición en la investidura -un ‘no’ rotundo- a pesar de las presiones que desde el sector económico y mediático han sometido al dirigentes de peso del PP. Cs, con Ines Arrimadas con su discurso catalanofóbico habitual -solo da comunicados para hablar en contra de Catalunya- va a dejarse las verguenzas para otro no. Vox habla de traición a la patria y del hundimiento de España. Solo son españoles ellos, como en los 30.