sábado, 23 de noviembre del 2024

Desgarrador caso de un padre y su hija en el de Día de Reyes en su lucha contra la Administración

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Josep Herrera
Josep Herrera
Periodista Journalist Press                                                                                                                                                                             diariolasrepublicas@gmail.com
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Hoy Día de Reyes, les ofrecemos el desgarrador caso de un padre y su hija desde Verín, pueblo de solo dos mil habitantes en Ourense, Galicia. Su nombre es José Manuel y según nos ha contado, lucha por el bienestar emocional y físico de su pequeña de 8 añitos. Niña que tiene que estar viviendo graves y diversas experiencias con su madre por la situación de alteración y gran inestabilidad emocional de la misma. En un claro caso de maltrato infantil.

Él utiliza la palabra “luchar”, ya que es necesario realizar, como padre, un gran y continuo esfuerzo ante la Administración española (Servicios Sociales, Menores, Equipos psicosociales y Juzgados) para que este país quiera ver un mínimo de la dura realidad y proteja a un menor. Parece que para ellos una madre no puede comportarse de forma inadecuada con una hija, por muy evidentes que sean las pruebas que aporta el padre.. 

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En agosto de 2018 su hija empezó a relatar situaciones de violencia constantemente, con diversas alteraciones de su madre. Por ejemplo:“mamá se sentó en un pozo diciéndome que era el fin del mundo, que íbamos a desaparecer las dos, ir a un lugar muy lejano y no volver a ver a nadie más, luego me sentó en su regazo”, “mamá estaba muy nerviosa en el suelo, me gritó: cállate, y me golpeó con el brazo en la cara, golpeándome contra la pared”, “mamá llegó a casa y no me conocía, me confundía con una amiga, y la abuela le dijo: ¿no ves que es tu hija? Después el abuelo y el tío la llevaron a la cama”.

La situación había empeorado, su madre estaba más inestable emocionalmente y a ella, con 7 años, le tocaba aguantarlo por decisión judicial. La madre de su hija tiene un trastorno de personalidad y problema de adicciones, según indica y aporta el padre con documentos, y nunca ha seguido un tratamiento correctamente, incumpliendo y abandonándolo continuamente, retomándolo cuando hay un proceso judicial abierto.

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Ha tenido que aguantar en múltiples ocasiones diferentes «errores», y que se centren en ayudar a la madre de su hija, sin tener en cuenta en ningún momento a su hija y su bienestar. En el año 2017 por decisión judicial [en la que ha tenido mucho peso tanto la intervención subjetiva del equipo psicosocial del IMELGA (Instituto de Medicina Legal de Galicia), se centraron en ayudar a la madre.

Lo hicieron sin pensar en el bienestar de su hija, como un psicólogo público del SERGAS (Servicio Gallego de Salud) que directamente mintió en un informe, [según los documentos aportados por el padre] y se concedió una custodia compartida, a pesar de que en aquel momento la madre había abandonado el tratamiento, y sin tener en cuenta informes que hablaban de situaciones de riesgo para la menor y diversas pruebas aportadas. Desde la primera semana el tener una custodia compartida fue una «tremenda locura»,afectando esto negativamente en el bienestar emocional de nuestra hija, y poniendo en riesgo su bienestar físico.

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En enero de 2019 relató que, “en el baño mamá se colocó la cinta del albornoz alrededor del cuello gritando que se mataba y que me matasen a mi después los abuelos, que no me quería. Después me tapó la boca y la nariz y aunque no me dejaba respirar, logré soltarme y le pedía ayuda a la abuela, muy nerviosa”.

Estos hechos tan graves, al igual que algunos anteriores, los narró en el centro educativo (recogidos en informes del tutor, orientadora, y del propio psicólogo que atiende a su hija), avisando desde aquí a Inspección Educativa y a los Servicios Sociales de Riós (Ourense), los cuales, a pesar de tener conocimiento de estos hechos, solamente se entrevistaron con la madre y los abuelos, sin hacer nada más, ni denunciar ante Fiscalía ni hablar con la menor o conmigo.

José Manuel no sabía cómo actuar y, estaba a la espera que desde los Servicios Sociales actuasen, por lo que el día que le correspondía entregar su hija a su madre lo hice, pero en la siguiente ocasión que volví a estar con su hija venía sin comer, llevaba 2 días sin ir al colegio, durmiendo en un sofá con frío, relatando que su madre se había ido de casa con ella haciéndose cargo de su hija una mujer mientras su madre estaba en cama todo el día con su pareja.

Así, decidió poner fin a esta situación no permitiendo que volviese con su madre (sí que la viera, pero que no se la llevase), y denunciando la situación en la Policía Nacional y en Fiscalía de Menores. Tanto en estos organismos como en Inspección Educativa y Jefatura Territorial de Educación les explicó que, mientras no existiese alguna medida para proteger a su hija, no la llevaría al colegio para evitar que su madre se la pudiese llevar. 

Fiscalía de menores abrió expediente y pidió a Protección de Menores de la Xunta de Galicia que interviniera, pero sólo se centraron en que llevase a la menor al colegio de nuevo, a pesar de que su hija les relató diversas situaciones de violencia tanto física como verbal. Pero aún es más siginicativo que IMELGA salta retratada en otro caso de nuevo, como ya informamos anteriormente desde Las Repúblicas con Levi y sus dos menores.

Este padre coraje se presentó en el juzgado y le explico la situación, por lo que solicitaron la declaración de su hija, con 7 años, ante la fiscal y el juez, explicando ante ellos algunas de estas situaciones vividas con su madre. Solicitaron al equipo psicosocial (IMELGA) una valoración de credibilidad del testimonio de su hija, pero la psicóloga no lo hizo.

En cambio la trabajadora social, sin ser su función, sí que se atrevió a hablar de credibilidad, poniendo en duda el testimonio, sin ningún tipo de prueba, y pronunciándose sobre la custodia de una forma totalmente irregular, ya que nadie se lo había solicitado, tras entrevistarse en una sola ocasión con la niña, durante poco más de una hora, así como con su madre y con él.

Hace menos de 2 meses sí que se ha hecho una valoración de credibilidad, y el resultado es que su hija no miente. En junio la jueza, de forma provisional, mientras no haya juicio, da la custodia total a la madre, pudiendo dormir conmigo con el padre 2 noches al mes, pero pidiendo una supervisión de los Servicios Sociales, que en su caso no tendría que existir si se le diese la custodia.

La Educadora Social del Ayuntamiento de Verín en Ourense, (desde el mes de marzo ya no ejerce en este ayuntamiento), al declarar en el juzgado omitió situaciones que el padre le había comunicado pidiéndole ayuda hacía ya un año, mostrándole pruebas, diciendo no recordarlas, pero sí “recordando” cosas que nunca han sucedido, mintiendo en definitiva.

La Trabajadora Social de los Servicios Sociales de Riós declaró en el juzgado en junio que tendría que valorar si la niña estando con su madre a solas podía estar en situación de riesgo, cuando hacía 4 meses había respondido a Fiscalía de menores que no había riesgo (sin valorar la situación), llegando a escribir desde Fiscalía de menores en su informe que “los Servicios Sociales de Riós a día de hoy no han procedido en los términos previstos en el artículo 17 de La Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor”, ya que primeramente no se informó de nada, y luego se tardó en responder.

En este mismo informe, del mes de enero, el Fiscal delegado autonómico de menores de Galicia escribió: “el relato de acontecimientos vividos por la menor aparecen corroborados por los informes de seguimiento emitidos por el centro educativo” y “el informe emitido por el tutor en el centro educativo constata que la situación de conflicto familiar en el que vive la menor con su madre, no cesa, sino que se han reavivado”.

Durante el tiempo que estuvo a la espera de una decisión judicial incluso la Guardia Civil ha sido testigo y ha tenido que intervenir en alguna situación en la que la madre de su hija estaba alterada, llegando también en una ocasión a perseguirle con el coche, yendo la hija con el padre en la parte trasera, teniendo que acelerar bruscamente para evitar que le golpease la madre (reconociéndole posteriormente este hecho por escrito).

Hasta la actualidad nadie ha proporcionado ningún tipo de ayuda a la hija. La única persona que en la actualidad está haciendo algún tipo de seguimiento es la Trabajadora Social del Ayuntamiento de Riós, porque el juzgado ha pedido un informe mensual de la situación de la hija con su madre, pero hasta la actualidad nadie más se ha preocupado de nada.

Lo que sí hicieron desde los Servicios Sociales de Riós fue derivar a la madre a la atención por parte del CIM (Centro de información a la mujer) de la Mancomunidad Conso-Frieiras, con apoyo psicológico y jurídico, el cual nunca le han proporcionado a mi hija hasta el día de hoy, siendo José Manuel la única persona que le está proporcionando este apoyo hasta la actualidad. 

En julio el psicólogo que atiende a su hija y el padre le informaron de que debía irse con su madre 15 días, y justo después estuvo 1 hora entera en la consulta con muchísima ansiedad y rabia (tirándose al suelo, gritando, llorando, golpeándose, sin dejar que nadie se le acercase) y preguntando que si su madre le volvía a hacer algo, o no estaba bien, cómo podía hacer para pedir ayuda.

Desde entonces, y debido a los nervios, la pequeña ha vomitado en múltiples ocasiones, llegando a administrársele en el Hospital un tranquilizante, con tan solo 8 años, justo antes de irse con su madre, ya que no quería ir bajo ningún concepto.

Continúa relatando diversas situaciones de violencia tanto verbal como física, explicando la enorme presión que tanto su madre como su abuela materna ejercen para saber qué hablan con ella desde los Servicios Sociales, Centro Educativo y Psicólogo, y qué es lo que ella les responde, llegando a tener ataques de ansiedad por tener que seguir viviendo lo que, de momento le obligan a vivir, ya que quiere a su madre, pero le tiene miedo.

Además, como ejemplo, este padre pasa semanas enteras en las que no se le permite hablar por teléfono con su hija ningún día, a pesar de que tiene derecho a hacerlo siempre que quiera, y después de todos graves acontecimientos que han sucedido no puede vivir tranquilo sin saber nada de ella.

Tendrán el juicio el próximo mes, y José Manuel podrá comprobar si el juzgado es objetivo e imparcial, o decide que todo continúe como está en la actualidad, condenando a una menor a no poder vivir una infancia tranquila y feliz en un entorno seguro, que es lo que cualquier niño o niña necesita.

Exponiéndola al riesgo de que en una de las alteraciones de su madre la situación se le vaya de las manos y termine sucediendo lo que, por desgracia, ha pasado en demasiadas ocasiones en este país, y luego no existaninguna solución, que parece que en España esperan siempre para tomar medidas de protección, cuando es la madre la que tiene este tipo de conductas. 

Este padre se siente impotente porque no sabe qué más puede hacer y teme que pueda pasarle algo a su hija, igual que les ha sucedido a muchos niños a manos de sus padres en situaciones demasiado similares, y en las que la Administración no ha hecho su trabajo. Fallando todos, para so saber de quien era la responsabilidad.

Está desesperado porque están arruinando la infancia de su hija y su propia vida, mientras permiten que una persona con un trastorno de personalidad y problema de adicciones haga barbaridades con la complicidad de la Administración… Sirva este testimonio elevado a noticia para ayudar en algo. Que todos los niños puedan creer en el milagro de los Reyes Magos…

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