España es valiente contra pacíficos catalanes que van a votar. Pero no lo es tanto con quienes tienen más ‘armamento’ que ellos. El conflicto de España con el Reino Unido por Gibraltar es una muestra indicativa. La humillación, cada vez que los británicos controlan militarmente desde, ‘oficialmente’ aguas españolas, el paso del estrecho de punta a punta, ha de dolerles mucho. Pero no se ve a la población gritar el «A por ellos» contra los ingleses del peñon.
La última ha sido cuando la Marina Real Británica ha dado paso vigilado en todo su trayecto a un barco de guerra argentino, camino de Buenos Aires, por el estrecho de Gibraltar con el mismo tratamiento que se aplica a los navios de la Federación de Rusia y China. Como si el control de entrada y salida al Mediterraneo, -repetimos, ‘desde aguas con soberanía española’- lo impusieran desde esa roca. Humillante a más no poder.
Los hechos ocurrieron el pasado 17 de enero en el curso de la travesía de entrega del referido navío argentino de la clase Gowind, adquirido por la Armada de la República Argentina (ARA), a Francia. Ese día tras salir del puerto francés de Tolónel 15 de enero, el ARA “Bouchard” (P-51) franqueaba el estratégico estrecho paso entre el Mediterráneo y el Atlántico, en el que está asentada la Marina Real Británica, operada con bandera gibraltareña, desde el mismo Gribaltar, cuando se produjo el seguimiento.
Este seguimiento de escolta por detras de según que barcos, que Gran Bretaña considera «no amigos», pasa olimpicamente de si son amigos de España, para llevar a cabo esa persecución a una milla de distancia del buque. Estamos ante un seguimiento, o shadow (sombra) como lo denominan los británicos, habitual en el paso de navíos rusos o chinos, potenciales enemigos de la OTAN. La Royal Navy ha actuado como si tuviera una consideración similar con este navío que porta el pabellón argentino, (quizás por el eterno conflicto con Las Malvinas), aún sabiendo que son amigos de España.
Hay que recordar que estas aguas limítrofes son consideradas como jurisdiccionales por los británicos, aunque en el tratado de Utrecht, que puso marco legal a la ocupación de 1704, excluyó la cesión de la soberanía de nigún mar que bordee el Peñon de Gibraltar, solo la roca del peñon, tal como reafirma España constantemente. Lo que indica que España tolera la humillación porque el Reino Unido no es Catalunya.