En el juicio por el 1-O a la cúpula de los Mossos, suceden cosas como que el fiscal Carballo traduzca -o le traduzcan- «Ja tenim pistes…» por «Ja! tenemos pistas…» El mayor Trapero le ha indicado a su señoría que «Ja» en catalán es «Ya» y no una exclamación como inquiría el fiscal.
Con esta pantomima se está juzgando al profesional que desmanteló la célula del 17-A y que actuó conforme a las normas de prudencia necesarias tanto el 20-S como el 1-O y eso no se lo perdonan. Quien sí debería estar sentado en el banquillo es el apaleador, también profesional en estricto sentido, de Pérez de los Cobos. Un tipo que, pese a ser el coordinador de las FFCC de seguridad, dejó a Trapero continuamente con el culo al aire mientras sus subordinados se empleaban en cantar «a por ellos» y a ponerlo en práctica con quien se pusiera por delante, indiscriminadamente y a niveles de burradas superlativas que dieron como resultado 1.066 heridos de diversa consideración. Uno de ellos perdió un ojo. A cambio, Pérez de los Cobos, voluntario del 23-F aunque los medios amigos no lo digan, tuvo premio por los servicios prestados.