Lo había anunciado y hoy materializará su anuncio. Efectivamente, la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, se reunirá con Juan Guaidó este sábado a las 16.00 horas «en nombre de un Gobierno que reconoce a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela» y «como presidente encargado de Venezuela».
Como pueden observar, eso de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no le quiere recibir al golpista es algo muy relativo, pues, con su consentimiento (y el de los “comunistas” de Unidas Podemos también), le recibirá la ministra de Exteriores.
Fuentes del Departamento de González Laya han explicado que la reunión será fuera del ministerio, en Casa de América (que no es lo mismo pero es igual). Guaidó, reconocido por más de 50 países como «presidente encargado» del país, llega a Madrid después de una gira que le ha llevado a Londres y Bruselas.
La desfachatez de la señora ministra le ha llevado a decir, «que lo que busca es que se celebren elecciones libres, transparentes, y democráticas lo antes posible en Venezuela» y que quiere «un arreglo entre venezolanos». El Gobierno de Pedro Sánchez, ha dicho, «está trabajando todos los días apoyando a los venezolanos, muchos de ellos en situación crítica».
¡Cuánta hipocresía y cuánto cinismo! Como si en el territorio que ellos y ellas gobiernan en beneficio de las élites no habría un numeroso ejército de personas que viven desde hace mucho tiempo en situación de pobreza (extrema en muchos casos) y, lo que es peor, de abandono por parte de quien debería proporcionarle una vida digna: el ESTADO.
Igualmente, González Laya ha anunciado que en su reunión con Guaidó, tratará de hablar con él cómo puede la UE avanzar «en ese proceso de que se celebren elecciones libres y democráticas» y escuchará lo que él tenga que decir. Vamos, llevará a cabo un ejercicio de injerencia en toda regla contra un país y un Gobierno legítimamente constituido, como lo es el bolivariano de Nicolás Maduro.
Mientras tanto, como ya hemos expresado, los lacayos de Unidas Podemos aplaudiendo hasta con las orejas a los que para ellos y ellas hace muy poco tiempo eran casta.