Historia subrealista e injusta, a la altura de la justicia #MarcaEspaña. Gloria Susana Flores, víctima de violencia machista, entró ayer lunes en una prisión madrileña tras ser condenada a tres años y medio por defenderse de las agresiones de su maltratador y expareja. Ayer entró en la cárcel, según explica su hijo Joan, de 19 años. Este afirma que esperan que la condena se reduzca y son optimistas para superar el momento. Cuenta a este medio que mientras se dirigían a la cárcel, su madre «puso música y estaba cantando».
Por ahora, según indica Público, se espera la respuesta de las tres peticiones de indulto presentadas: una la firma su hijo, otra la jurista y activista Griselda Herrera López y otra su abogada Fámita Boitel. «Mi madre lo único que hizo el día de los hechos fue evitar ser asesinada», defiende en la carta dirigida al ministro de Justicia Juan Carlos Campo. La sentencia, que se emitió en 2016, le fue notificada el 14 de enero.
La agresión se produjo en enero de 2014, durante el cumpleaños de la hija que tiene en común con su agresor. Ambos bebieron y él comenzó a llamarla «puta» y «zorra», según declaró la mujer a la Policía. J. C. rompió su móvil y el de su hijo -de una relación anterior-. Tras empujarla, escupirla y lanzarla a una mesa, Gloria Susana cogió «el mango roto de la botella de cristal para defenderse» y le «llega a herir la cara», según su relato. Este le amenaza, le da puñetazos y patadas. También intentó asfixiarla con una almohada. Todo ello en presencia de Joan y su hermana -que por entonces tenían 14 y cuatro años respectivamente-.
Sorprendentemente en la justicia #MarcaEspaña, J. C. fue condenado en cambio a nueve meses y un día de prisión por violencia de género. El agresor solicitaba cuatro años y medio de cárcel y una indemnización de 3.550 euros por lesiones. Griselda Herrera López, de la Asociación pro Dignidad de la Abogacía de Madrid y socia fundadora de la AC Mexicanas en España, afirma en uno de los escritos de indulto que no se aplicó en la sentencia un enfoque de género. «A la víctima se la termina juzgando y criminalizando», afirma la jurista y activista.