Nuestra responsabilidad como sociedad es sumarnos a las reivindicaciones de los agricultores, no podemos ser indiferentes porque también nos agreden como consumidores de forma directa al encarecer abusivamente los precios, lo que se traduce en una merma considerable de nuestro poder adquisitivo, nos están robando en nuestra cara sin vergüenza y esto no es de ahora, llevamos años así, en que se enriquecen unos pocos a costa de la inmensa mayoría, de nuestras movilizaciones y presión depende que las cosas cambien a mejor.
«Si el campo se para, la cuidad no come», lo expresado por el Ministerio de Agricultura genera esperanzas para solventar la situación, es ridículo que inunden nuestro mercado con productos traídos desde lugares tan lejanos como Israel, Marruecos o Filipinas, lo entendería si no dispusiéramos de tierras de cultivo como sucede en Japón.
El bipartidismo ha sido responsable de esta escandalosa situación por su permisividad y abandono al sector durante todos estos años, quién perpetra la injusticia es el oligopolio de los grandes distribuidores, este es el factor que se debe regular por ley o eliminar de la ecuación, pero si el sector opta por la segunda opción, debe reestructurar su modelo de producción llevándolo un paso más allá, además de producir debe distribuir a los comercios, esto se logra por medio de las cooperativas que se encargan de gestionar todos los estadios de los productos.
Los payasos de la derecha, la ultra derecha y la falsa izquierda, en este caso el presidente extremeño Fernández Vara, se han sumado falsamente a las reivindicaciones de los trabajadores del campo, aprovechando el río revuelto como buitres alimentándose de la carroña, buscando los primeros sacar rédito político y el segundo de forma irresponsable desprestigiar a su propio partido en el gobierno, tratando de vender en el imaginario colectivo que el principal problema del sector es la subida del SMI.
«A pequeños hombres, pequeñas cosas».
Se ha hablado solo del sector agrícola productivo, no podemos permitirnos desaprovechar nuestras vastas extensiones de tierras abandonadas.
La despoblación de la España rural es una realidad preocupante gracias a las políticas del bipartidismo, quienes siguiendo las directrices del capital han obligado a la inmensa mayoría de los habitantes del campo a migrar hacia los grandes núcleos urbanos por las altas tasas de desempleo. En la última década 6000 municipios han perdido su población, 5000 pueblos tienen menos de 1000 habitantes, el 56% del territorio está ocupado por tan solo 4,5 millones de habitantes, 12 habitantes por kilómetro cuadrado y somos en total aproximadamente 47 millones.
Eso quiere decir que el 90% de la población vivimos en el 30% del territorio, es un sin sentido que nuestro campo esté abandonado y estemos concentrados de esta manera.
Lo que otrora fuera nuestra huerta de la que nos auto abastecíamos, hoy tan solo son infinidad de terrenos cultivados de forma recreativa para consumo propio, para el pastoreo y la mayoría abandonados consumidos por la maleza, la naturaleza reclama lo que una vez le arrebataron.
¿Cuáles son las recetas para evitar la despoblación en los pueblos?, La respuesta es compleja porque cada pueblo tiene características propias por su ubicación geográfica y los recursos naturales de los que dispone, así que las propuestas se deben interpretar de acuerdo al lugar en concreto.
Revertir el flujo de población implica hacer del campo un medio de subsistencia digno, lo que haría atractivo regresar al entorno rural, entre el Ministerio de Agricultura y la Seguridad Social deben apoyar a los parados de larga duración que quieran cultivar la tierra en zonas despobladas, con la facilidad de tener su vivienda y parcela en la cual también puedan explotar animales domésticos y sacar adelante su proyecto personal.
Recuperar las labores agrícolas que otrora hicieron que floreciera el lugar y/ o con apoyo técnico incorporar nuevas tecnologías para poder producir durante cualquier época del año los mismos productos y otros nuevos.
El trabajo consiste en que se produzca localmente para satisfacer las necesidades del entorno, haciendo de la economía algo cíclico.
Una de las opciones a nivel macro para eliminar los intermediarios pasa por la constitución de cooperativas, a menor escala son garantía de éxito.
La respuesta para recuperar nuestra España vaciada no se soluciona con buenas intenciones ni teorías económicas que no pasan de ser quimeras, la respuesta la tenemos en casa, tan solo hace falta replicar el ejemplo de Marinaleda, un pueblo eficiente en materia social, agrícola y económica.
Gracias a la gestión de Sánchez Gordillo, Marinaleda se ha convertido en un municipio gestionado de forma exitosa, el trabajo mancomunado de la sociedad ha conseguido que la explotación agrícola sea una verdadera alternativa de sustento para la comunidad en que la riqueza se distribuye de forma equitativa permitiendo vivir con dignidad por medio de la Cooperativa, esta es una forma de hacer política decente y responsable, el camino que debemos transitar para ser de nuevo autosuficientes.
Y voy más allá, debemos ser ambiciosos, ¿Qué pasaría si hay excedente de producción?, Vamos a exportar, seamos la huerta de Europa.