El escándalo de las Cloacas del Estado, se reivindica a diario. Hay una orden secreta plenamente vigente hoy en día en el Ministerio de Justicia e Interior que permite gestionar los fondos reservados y el régimen de los confidentes de la manera más oscura posible: autoriza a pagar a los colaboradores policiales sin necesidad de un consentimiento judicial previo, sin que quede constancia en ningún documento oficial ni las cantidades entregadas ni las identidades de los que reciben estos abonos en negro, es decir, en un sobre bajo mano, bien español.
Además, tampoco los policías tienen ninguna obligación de comunicar qué información facilitan y sin que ésta tenga que estar vinculada necesariamente a una operación determinada. Todo ello, muy tenebroso, propio de unas cloacas de un Estado de poca categoría democrática.
Así lo explica el diario Independiente y narra que esta ley secreta proviene de quien fue ministro de Interior, Juan Alberto Belloch, aprobada el 12 de septiembre de 1995 para establecer las normas de gestión y control de los fondos reservados y que permaneció oculta hasta el mayo de 2019. La época más turbia del Gobierno de Felipe González salpicado por el caso de los GAL.
La investigación sobre Villarejo lo destapa
Se ha destapado esta ley secreta a raíz de la petición del juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso Villarejo que requirió el documento al Ministerio del Interior en el marco de la pieza separada Kitchen, lo que obligó al Consejo de Ministros a desclasificar previamente.
La norma veía la luz justo cuatro meses después de que el Gobierno aprobara una ley que, por primera vez en España, regulaba la utilización y control de los créditos destinados a los gastos reservados. Fue un año después de que El Mundo revelara el cobro ilegal de sobresueldos por parte de altos cargos de Interior a costa de esta partida, entre ellos el ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán.
El oscuro papel de los confidentes a 11-M y 17-A
Una noticia que toma mucha más vuelo si se tiene en cuenta el papel de los confidentes del CNI y la policía española en los atentados más sangrados de la historia de España. Las explosiones en los trenes de Atocha de 2004 cuando el material explosivo fue transportado por unos confidentes desde las minas del norte de la Península hasta la capital del Reino o la misteriosa vinculación de Abdelbaki se-Satty, el imán de Ripoll que fue confidente del CNI hasta el atentado de Barcelona del 17-a.
Es incomprensible que la identidad de los informadores policiales quede sin nisiquiera rastro en la fase de justificación del gasto, al reseñarse en la contabilidad de los fondos reservados un concepto genérico como «colaboradores fijos» o como «colaboradores ocasionales», y desglosarse por operaciones con un nombre en clave.