Se ha levantado la veda contra la trama de corona española. La investigación sobre la fortuna oculta de Juan Carlos I atribuye un papel clave a un primo lejano del Rey, Álvaro de Orleans-Borbón y Parodi Delfino, que siempre se había mantenido en un discreto segundo plano. El fiscal suizo que dirige las pesquisas, Yves Bertossa, indaga si el monarca utilizó a este familiar para esconder una cuenta en el banco Credit Suisse. El depósito estaba controlado por una sociedad instrumental, Fundación Zagatka, que fue constituida en Liechtenstein en 2003 y siempre tuvo a Álvaro de Orleans como beneficiario.
El procurador helvético ha descubierto que el Rey emérito utilizó dinero de la cuenta administrada por esa fundación para pagar decenas de viajes privados en vuelos chárter, muchos de ellos en compañía de la aristócrata que fue su amante durante años, la alemana Corinna Larsen. Pero la Fundación Zagatka no es la única mercantil de Álvaro de Orleans que está siendo analizada por la Justicia. Documentos a los que ha tenido acceso y quien adelanta la noticia El Confidencial revelan que el pariente de Juan Carlos I es propietario de una planta de materiales de construcción en Venezuela a través de una sociedad de Barbados que, a su vez, está administrada por una fundación de Liechtenstein. Su relación con esta mercantil se desconocía hasta ahora.
La fábrica se encuentra en la localidad de Charallave, a 50 kilómetros al sur de Caracas. Opera bajo la marca comercial de Aliven, aunque el nombre de la sociedad es Agregados Livianos CA. Su especialidad es la producción de arcillas y cementos para construcción. El 85% de sus acciones está en manos de la mercantil Holding Cremona SA, con domicilio en la isla caribeña de Barbados, que hasta el pasado año estaba en la lista negra de paraísos fiscales de la Unión Europea y ofrece máximo secretismo. Pero Álvaro de Orleans habría utilizado una segunda pantalla para ocultar su vínculo con la planta de Venezuela, una segunda fundación registrada en Vaduz que actúa como poseedora de las participaciones de Holding Cremona SA.
Como se ha ido informando desde Las Repúblicas, no es la única mercantil relacionada con Panamá que ha aflorado en esta macrocausa sobre el presunto blanqueo de fondos de la Corona española a través de Suiza. Juan Carlos I habría utilizado como testaferros al gestor Arturo Fasana y al abogado Dante Canonica, ambos con oficina en suelo helvético, para controlar una fundación en el país del canal. La sociedad, Lucum Foundation, fue inscrita en el registro el 31 de julio de 2008, y ocho días después, una cuenta a su nombre en el banco Mirabaud recibió una transferencia del rey Abdulá de Arabia Saudí de 100 millones de dólares. En los meses siguientes, comenzó a salir dinero del depósito hasta que, en septiembre de 2012, el monarca envió los últimos 65 millones que le quedaban a una cuenta de su examante. La fundación panameña fue clausurada automáticamente. La trama de los Borbones parece no acabar…