La resaca del día después del 8M ha evidenciado una disminución en la participación respecto a citas anteriores, quizás mucha gente se ha abstenido por miedo a contagiarse por el virus de moda, otr@s por no comprender el concepto.
Este movimiento social es una reivindicación diaria de lo que debería ser una sociedad desarrollada y en paz, de nada sirven las palabras y buenas intenciones cuando no se convierten en acción política y se hacen realidad.
La igualdad ha de convertirse en un factor cultural que se siembra desde el seno familiar, las instituciones educativas y el Estado, este proceso pedagógico necesita que estas tres instancias se impliquen totalmente, si una falla, el trabajo pierde efectividad.
El seno familiar es la parte más vulnerable de la cadena y en donde recae la mayor responsabilidad en esta revolución, los individuos somos recipientes permeables a la información, en primera instancia aprendemos de nuestros padres, ellos han sido nuestro modelo a seguir y lo seremos nosotros con nuestra descendencia, «se recojerán tormentas si se ha sembrado odio».
Al crecer elegimos la fuente de la que bebemos, para algunos es más cómodo recibirla regurgitada por parte de los mass media y los seudo políticos que aprehenderla por medio de la lectura, el análisis y la comprensión.
Las instituciones educativas en todos sus estadios deben formar a las nuevas generaciones en este camino, con ejemplo reconociendo el lugar que por derecho le corresponde a la mujer en la sociedad, cultivando valores como el respeto y la igualdad.
El Estado debe formar a sus funcionarios en feminismo y su labor pedagógica se debe desarrollar desde todas sus instancias, está labor se ha de plasmar con acción política constante.
Hoy el feminismo presenta grietas, examinemos los actores nocivos para el movimiento:
– Los seudo políticos de la derecha en sus tres vertientes se han dedicado a dinamitar el movimiento confundiendo a su electorado, el lema del Ministerio de igualdad «sola y borracha quiero llegar a casa», es una declaración rotunda explicada claramente por Montero, lo importante es la profundidad de la frase, pero la caverna apelando a las emociones explota el término borracha como piedra arrojadiza para sacar rédito electoral, no utilizan la razón porque son básicos como animales, no se les puede pedir más.
Niegan la desigualdad de género y su líder, un cacho de carne bautizado, espeta que las feministas son unas locas del odio, aderezado con sus rebuznos que rozan lo delictivo arremetiendo contra las ministras del gobierno de coalición e insultando a los líderes de UP, los Populares y su grupúsculo Naranja reinterpretando el movimiento de forma particular, desmarcándose ligeramente de la abominación fascista cuando en realidad comparten sus tesis
– Los medios de comunicación son una profunda contradicción, difunden el movimiento feminista y en algunos de sus espacios se posicionan a favor, pero al mismo tiempo son la tribuna de estos partidos de ultra derecha y fascistas siendo cómplices de esta intoxicación social.
– Otro factor que lacera al feminismo es la expulsión del Partido Feminista Español (PFE) del seno de IU, la decisión se tomó por sus reiterados incumplimientos estatutarios y sus posiciones contrarias a las aprobadas en los órganos de IU, decisión sometida en la Asamblea Político Social con el 85% de la votación.
Lidia Falcón como líder del PFE se ha opuesto al apoyo de la Ley de Transexualidad en el País Vasco, como a la proposición de ley de Unidas Podemos, su reiterado cuestionamiento a la identidad sexual, acusar al «lobby gay» de pretender desplazar al movimiento feminista y acusar a los gays de utilizar a las mujeres como vientres de alquiler, pone de manifiesto su LGTBIfobia estando en contra de los principios de una verdadera izquierda progresista, ensañándose con las mujeres trans haciendo de la transfobia su bandera política.
Falcón con su visión obtusa y anacrónica está alineada con las tesis homófobas de la abominación fascista que parasita nuestras instituciones.
Es necesario eliminar de la ecuación estos elementos negativos que agreden y distorsionan la causa, lo único que promueven es la ruptura y el odio entre nosotros.
El Feminismo debe ser empatía, un movimiento abierto y plural que acoja en su seno a quien en su disforia sexual se sienta identificado con el género femenino, porque las mujeres trans están en la misma lucha que cualquier otra mujer.
Para ello se debe hacer un ejercicio de reflexión para comprender que lo importante no es lo que nos diferencia, sino lo que nos une.
Esta revolución social es imparable, cada día se conquistan más derechos que conducen a la igualdad de géneros, el camino que se ha transitado es largo y aún falta mucho para llegar a la meta, pero es más fácil retroceder con la división del movimiento dándole poder a los fascistas, quienes ven a las mujeres solo como fábricas uterinas de obreros que se empoderan en la cocina y cociendo botones y pretenden devolver al armario a la minoría LGTBI, no valen falsas interpretaciones partidistas, solo hay un camino para una sociedad verdaderamente justa y desarrollada, ese es el Verdadero Feminismo.